De sexo se habla y se escribe mucho, mas de lo que se practica.
Esto no es una guía para practicar mas, pero puede ser que mis experiencias
te hagan sonreír, sonrojar o te ayuden a conocer mas sobre el tema, buscarle
nuevos puntos de vista, o aprender juntos sobre sexo, erotismo y placer.

martes, 20 de julio de 2010

Sexo en el Caribe (Parte II)




Después de recorrer un par de garitos de iguales características y de beber mucha agua para soportar tanto meneo, Enrique cogió un botella de ron y cruzamos la calle hacia la playa. Desinhibida y estimulada por tanto fregoteo y un poco de alcohol, pensarán que no hace falta que os cuente que pasó.
Todo parecía perfecto, una escena de “Novelas de Jazmín”, que la mayoría alguna vez hemos leído, aunque jamás lo confesemos, en nuestras épocas de adolescentes, donde todo nos provocaba, hasta la mas suave brisa nos ponía las hormonas a 100, sin saber cómo funcionaba nuestra sexualidad y buscando modos de canalizar y calmar esa ansiedad.
Sí, al parecer la noche era perfecta. Tumbada boca arriba, con los pies descalzos rozados por el agua, solo faltaba que una última cosa se confabulase en mi contra. Al mirar al cielo, vi una luna grande y redonda. Era muy fuerte. La luna tiene cuatro fases y justo me toca a mi estar bajo su luz con el tío mas cachas, cachondo y que me había vuelto loca perdida a pocas horas de conocerlo????
No estábamos solos en la arena, había mas parejas con iguales intenciones, pero eso era lo que menos debía preocuparme. Tampoco eran épocas en las que se hablara de derechos de imagen en sitios públicos. Si sucediese hoy, alguno hubiera aprovechado nuestra excursión nocturna a la orilla del mar para hacer negocio, armado con el móvil grabaría un video, de baja calidad, pero de preámbulos sexuales reales como la vida misma.
Estaba húmeda, caliente, con la mente nublada por la excitación, solo quería sentir aquello duro que rozaba mi mano, libre de las ataduras de la ropa, de sus vaqueros, de mis bragas. Traté de incorporarme, cambiar de posición para bajar su cremallera y de pronto, no sé cómo, logré hacerme una composición de lugar y tomar consciencia de mi estado.
Había viajado sola a uno de los países latinoamericanos con mayor índice de violencia, incluido el secuestro de turistas. Me encontraba con un perfecto desconocido en una situación pero que muy comprometida, de la que tal vez no saliera indemne. Debí de perder la cabeza por completo.
Exactamente no recuerdo como pude detener su avance sin demasiada brusquedad. Él había introducido una mano bajo mi falda y se había hecho sitio en la ropa interior para tocar mi sexo y yo, no solo no lo había frenado, sino que lo estimulé con caricias sobre la ropa hasta logar que tuviera una erección tremenda.
Temerosa de su reacción, me puse de pie y comencé a sacudirme la arena. Inicié lentamente la caminata hacia el hotel y él caminó a mi lado. Al llegar a la explanada se detuvo con las manos en los bolsillos, no quiso entrar, me dejó en la puerta y se marchó sin decir palabra.
Me quedé allí, mirando cómo se alejaba, con una mezcla de alivio y frustración. Hacía mucho tiempo que ningún hombre me ponía tan caliente, que un tío hacía que se me mojaran las bragas con sólo mirarme. No tenía forma de localizarlo. Me apetecía terminar lo que habíamos empezado, aunque reconocía que me había arriesgado de mala manera, el calentón bloqueó mi instinto de supervivencia.
A pesar de lo erótica que resultara la idea de tener sexo en la playa, debía reconocer que un desconocido extranjero, estando él en su propio terreno, no era el compañero ideal para hacer la fantasía realidad.

2 comentarios:

  1. Reconozco que cualquiera lugar puede resultar magico y sugerente si asi nuestros sentidos sensoriales nos lo transmiten. Para mi la playa tiene un poco de morbo, quizas por que te puedan pillar... quizas por las veces que termine masturbando a mi primera pareja, quizas... porque la noche y la luna tambien tiene ese efecto desinhibirdor... Pero cada año cuando veraneo y cae la tarde me vuelve mimoso hasta el extremo que se opaca mi personalidad responsable para salir el golfo que llevo dentro.

    ResponderEliminar
  2. estamos en verano... cuidado chicas que se observan la caída del sol junto al mar, podeis encontraros con alguien que os haga las fantasías realidad

    ResponderEliminar

Atrévete, dime lo que piensas, es anónimo, pero al menos deja un nick o apodo