El frotteurismo (del francés, "frotar"), consiste en la excitación sexual derivada de restregarse o frotarse contra desconocidos en lugares públicos muy concurridos y sin el consentimiento de la víctima. Por lo general, es el hombre quien frota su pene contra los muslos o las nalgas de la víctima y puede acariciarle los pechos y los genitales, mientras fantasea con mantener una relación sexual con ella. Lo que le da placer no es el componente coercitivo sino el contacto físico real.
El frotteur disfruta del riesgo que implica la transgresión, no se propone relacionarse sexualmente con la persona de otra forma que no sea el frotamiento o el manoseo furtivo.
Los frotteuristas aprovechan las aglomeraciones para practicar sus actos, como calles estrechas, la cola para el cine, pero sobre todo los medios de transporte públicos, en los que se ponen de pie, la posición más fácil para el contacto, para apretar sus genitales contra otra persona que no consiente. El individuo saca provecho de la proximidad impuesta por la gran cantidad de gente y las oscilaciones del vehículo. Las frecuentes paradas de estos medios de transporte facilitan la huida o el escape del frotteurista en el caso de que la víctima proteste por los hechos.
La mayoría de las mujeres victimizadas reaccionan con enfado o enojo, gritan o propinan un castigo al agresor sexual, provocando su huida precipitada, por lo que prefieren los lugares abiertos o el momento en que pueden bajar rápidamente de los vehículos.
Hay varios tipos frotteurismo, se dice que es exclusivo, cuando la persona sólo se excita con esta práctica y no exclusivo, cuando realizan esta práctica y también mantienen relaciones sexuales con una pareja. También se clasifican en parciales, cuando se conforman con un rozamiento mínimo, o completos, cuando llegan al orgasmo durante el contacto; selectivos, cuando acechan incluso a mujeres acompañadas porque poseen ciertas características físicas, o no selectivos, cuando se acercan a cualquier mujer que se encuentre sola.
No debe confundirse disfrutar del roce ocasional que pueda surgir entre personas que van viajando o se encuentren muy próximas en un espectáculo o en un lugar con gran afluencia de público, esto sería una circunstancia casual. El frotteur busca deliberadamente una víctima para frotarse y excitarse sexualmente con el contacto.
Esta parafilia se manifiesta con mayor frecuencia en hombres tímidos, con dificultades en las relaciones con mujeres, entre los 15 y los 25 años de edad, luego la frecuencia declina gradualmente hasta volver a ascender a partir de los 65-70.
La experiencia de haber sido tocados o de haber tocado a adultos en el curso de la infancia en circunstancias traumáticas, puede ser una de las causas del problema.
En ciudades superpobladas como México o Tokio, donde los transportes públicos están muy concurridos, el frotteurismo se ha convertido en una costumbre extendida, aunque no aprobada, han tenido que colocar señales prohibiendo dicha práctica y se han tomado otra serie de medidas, como por ejemplo habilitar vagones "sólo para mujeres".
En Japón llaman “chikan” a aquellos respetables señores que en los atestados vagones de Metro gustan de tocar el trasero de las mujeres y, en especial a las colegialas, quienes usan las faldas del uniforme pero que muy cortas.
Os dejo un enlace a una página japonesa con fotos de las señales en las estaciones de metro y vagones
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