De sexo se habla y se escribe mucho, mas de lo que se practica.
Esto no es una guía para practicar mas, pero puede ser que mis experiencias
te hagan sonreír, sonrojar o te ayuden a conocer mas sobre el tema, buscarle
nuevos puntos de vista, o aprender juntos sobre sexo, erotismo y placer.

jueves, 21 de octubre de 2010

Sexo en el Caribe (Parte X)

Dormimos abrazadas y con las piernas entrelazadas parte del día. Me despertó el sonido de agua cayendo y un fuerte aroma a melocotón, que también rezumaba mi cuerpo, mezclado con los jugos de otra fruta de la pasión caribeña, y no me estoy refiriendo a ningún producto natural del reino vegetal.
Acaricié mi vulva, mis labios seguían un poco inflamados, pero suaves y humectados. Esa misma mano la acerqué a mi cara, para respirar y lamer profundamente los vapores del placer.
Me levanté de la cama y caminé descalza sobre la mullida alfombra, la puerta estaba entornada, me asomé y la contemplé, espléndida y morena bajo la ducha, el agua caía como una suave cascada sobre su espalda y bajaba hacia la minúscula marca del bañador, hacia las nalgas duras y redondeadas.
Sentí la tentación de introducirme sigilosamente en la ducha, impregnar mis manos con el deliciosa gel y masajear sus pechos que se me ocultaban desde ese ángulo. Me excité de pensar en el roce de sus pezones contra los míos, di unos pasos mas y abrí la puerta de la ducha.
Si me escuchó, no lo demostró, permaneció en la misma postura, dejándome hacer, logrando que yo sucumbiera a la tentación. Luego de unos minutos enjabonando y sobando sus pechos, la giré hacia mi y me encontré su boca entreabierta buscando la mía. Nos dimos besos profundos, mordiscos y nalgadas, reímos y jugamos con la espuma, hasta que oímos un móvil que llamaba desde la habitación.
Me dejó allí y salió envolviéndose en una esponjosa toalla. Esperé unos minutos y cerré el grifo. Preferí el suave albornoz con el logotipo bordado en el pecho. Cuando salí del baño ya había terminado de hablar, me sonrió y continuó vistiéndose, mientras me hablaba con total naturalidad, como dos viejas amigas de vacaciones que comparten una habitación de hotel, sin notar o sin querer notar lo cortada que yo estaba o sin darle importancia a mi revuelo de sentimientos que me eran imposibles disimular.
Caí en la cuenta que yo era una aventura mas para ella, otro ligue de vacaciones.
Para mi había sido una de las experiencias mas eróticas y sensuales de la vida, inesperada y por lo tanto doblemente placentera, pero llevaba dos personas en menos de una semana para las que yo sólo significaba un lío de verano.
Ella seguía hablando y cuando estuvo lista me dijo que iba a salir, había quedado con una amiga, y me preguntó si nos veríamos por la noche, “¿te parece bien si nos encontramos con Enrique a las ocho en el lobby del hotel?”
Sin esperar respuesta salió dando un alegre portazo de su habitación, yo me vestí lentamente y me fui a la mía, esperando que todo fuera un sueño y que al abrir la puerta, despertara en mi cama, en mi casa, a la hora de levantarme para ir a trabajar.
Sin embargo, estaba en un hotel en el Caribe, en una habitación con un teléfono que parpadeaba insistentemente, reclamando que escuchase los mensajes que tenía para mí. Levanté el auricular y presioné el botón: varios de la noche anterior, de mi amiga... de mi... y hoy, él había llamado un par de veces, el último mensaje, un poco tajante, decía que me recogía a la ocho.
La semana en la isla no había acabado. Hoy saldría de rumba con las dos personas que me estaban llevando por el camino de la perdición. Mas me valía descansar mi cuerpo y mi mente hasta la hora del encuentro.

1 comentario:

  1. Hola busco a Megan Castro. ¿Alguien la conoce? Porfavor, es muy urgente. an.ro.ro.35@gmail.com

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