De sexo se habla y se escribe mucho, mas de lo que se practica.
Esto no es una guía para practicar mas, pero puede ser que mis experiencias
te hagan sonreír, sonrojar o te ayuden a conocer mas sobre el tema, buscarle
nuevos puntos de vista, o aprender juntos sobre sexo, erotismo y placer.

viernes, 4 de febrero de 2011

Sexo en la Biblioteca

un relato escrito por Sensual Librarian
Era mi momento, estábamos solos en la biblioteca, hoy habías llegado con una falda muy corta, botas hasta las rodillas y un abrigo que terminaba casi a la altura de la falda. Te colocaste en un ordenador, te mostrabas entusiasmada con lo que veías en la pantalla, tanto que apenas parpadeabas.
Sin hacer ruido me levanté y me acerqué a espiar aquello que te tenía tan ensimismada. Logré ver de reojo la pantalla. Eran unas fotos insinuantes. Me excitó pensar que había alguien que te dedicaba esas fotos. No lo dudé y volví a sentarme en la mesa de entrada. Pronto sería hora de cerrar. Pero me había entrado un calentón... No quería dejarlo pasar.
Te levantaste y cogiste el bolso, aproveché para bajar las persianas de la entrada, y cerré con llave. Mi cuerpo estaba esperando la llegada del tuyo. Me miraste sorprendida. Pediste que te dejara marchar, sin embargo estaba dispuesto a retenerte el tiempo que hiciera falta.
Te miré a tus ojos de color café claro y susurré tu nombre, ese que solo yo podría saber. Como un espasmo recorrió tu cuerpo. Tus ojos no daban crédito de lo que estabas oyendo. Tu bolso cayó al suelo y no dude en recogerlo.
-Creo que deberías llamar a casa y decir que vas comer a fuera, aquí nadie vendrá hasta pasar el mediodía-.
No terminabas de reaccionar. Mis labios se pegaron a los tuyos y tu lengua dudaba si jugar y rozar la mía. Pero mis manos no dudaron y te agarraron fuerte. Tenías unos pechos que en persona abultaban mas que la foto que recordaba de ti, y tu cintura era delgada.
No tardé en meterte una mano bajo la falda, deseaba tocar tu sexo y humedecer mis dedos. Mis yemas conocían los masajes necesarios para tocar la música apropiada para que la lluvia emanara de tu interior. No hizo falta mucho. Tu flujo corría hacia al exterior, cálido. Mi tronco creció hasta un tamaño robusto y erecto. Tu falda fue subiendo y tras las medias pudiste notar la ramificación de mi cuerpo donde se concentraba toda mi sangre.
Mi bulto era palpable en tu sexo, que de buen grado recibiste con tus manos, sobándolo. Pero querías mas. Tanto como yo. No me hice de rogar y con rapidez liberé el cinturón y la cremallera, separé los extremos del pantalón y sacando a través del bóxer tu ansiado juguete, tomé tu cabeza y te dirigí para saborear tus caricias. Tu lengua me provocaba unas cosquillas que ponían el vello de punta, tu boca ensalivaba y engrasaba a su paso donde chupabas y succionabas como no había sentido antes.
Te liberé de la camisa y del sujetador y mientras seguías arrodillada, mis dedos masajeaban tus voluminosos pechos, dando pellizcos y retorciendo los pezones duros y empitonados.
No hacía falta preguntar tu grado de excitación. Tus pezones te delataban tanto como las ganas de mamártelos que me provocabas, tanto que por momentos separaba mi tronco de tu boca para golpearte en ellos, sujetando atrás con firmeza la piel y frotando la punta.
Te derretías, tus ojos reflejaban el fuego que recorría tu cuerpo, tanto que volvías con nuevas caricias para recompensarme. Manoseaba tus pechos pero en realidad deseaba ya explotar mas terreno, quería mas, deseaba mas, mis dedos habían perdido la textura de tu premio oculto. Quería lamerlo, estaba sediento de néctar. Y tu cuerpo producía el mejor, la formula que necesitaba.
Decidí colocarme acostado sobre una mesa gélida, que no tardó mucho en calentarse. Allí tus piernas se colocaron generosamente entre mi rostro, dándome la facilidad de subir entre tus muslos. Y mis manos tenían como fin separar una ligera tira que tapaba la mina donde se producía tan rico manjar. No hacia falta claridad para acertar con el sitio. A cada milímetro el olor se hacia mas rico e intenso.
Mi lengua no se quiso perder el primer contacto y un hondo suspiro de agradecimiento fue la respuesta. A ello acompañaste con mas ritmo, con mas sacudidas de tus manos, a mas engrase de tu lengua extendiéndola por mi polla. Y la mía se rebozaba con tu flujo viscoso. Cuanto mas recorría mas néctar producías. Mi boca no paraba de tragar con agrado.
Pero tu prisa no era buena, no podía terminar el juego de forma prematura. Solo era el comienzo y apenas tus caricias me hacen estallar de placer.
Era momento de jugar de otra manera diferente. Era momento de vernos las cara y disfrutar de nuestro momento.
un relato escrito por Sensual Librarian, gracias!!!

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