El fetichismo de los pies (III)

El pie, es una parte del cuerpo a la que no todas las personas le dan importancia como punto erógeno, o al menos eso es lo que dicen, porque hay estudios que hablan de un 47% de hombres que sienten verdadera atracción y fetichismo por los pies de una mujer, confiesan sentirse excitados ante un pie desnudo.

¿Alguien reparó en el hecho de que el príncipe de Cenicienta era un fetichista del pie? Encontró a su amada gracias a un zapato que le calzaba perfecto.

Y en verano: ¿quién no se ha tomado un exquisito y cremoso helado de fresa con forma de pie? No es necesario mencionar la marca pero, ¿habéis considerado alguna vez en qué estaría pensando quien inventó esta forma para un helado?

En un post anterior compartí un cuento japonés en el que un famoso tatuador quiere hacer su obra cumbre en el cuerpo de la mujer más hermosa del mundo. Luego de una larga búsqueda, sabe que la ha encontrado, cuando ve pasar un balancín del que asoma un pie, tan bien formado, que no deja dudas sobre la belleza que se oculta tras la cortina. Tiempo después se encuentran por casualidad y la reconoce, confirmando su sospecha sobre la belleza de la joven y de esa manera ambos cumplen su destino.

En opinión de Sigmund Freud es capital la experiencia del infante con su madre, el niño toma como referencia sexual una zona del cuerpo concreta que a la postre deviene objeto de fetiche. Si presenta un perfil tímido, mirará a ras del suelo y en ese campo de visión hallará el pie de la madre.

Si no sois partidarios del psicoanálisis, basta con pensar que mientras practicamos sexo, dependiendo de la postura, los genitales y los pies pueden estar en el mismo campo visual.

El atractivo de los pies puede radicar en la complejidad geométrica, los fisonomistas, o quienes tienen mucha imaginación, dicen que el cuerpo humano desnudo tiene una replica en miniatura en los tobillos, empeine, talones y plantas. El pie es fácilmente manejable y al carecer de entidad anímica es el compañero ideal para fetichistas y voyeurs.

El fotógrafo Pierre Louis Pierson realizó a finales de1890 retratos de pies y piernas de la Condesa de Castiglione a petición de ella misma, creando un precedente de la fotografía erótica en el que los pies se convertían en objeto de culto, en fetiche.

Para el cuerpo de una mujer, existen diferentes prendas íntimas que realcen sus atributos: corsets, sujetadores, bragas, y el pie tiene su propia lencería: un zapato de tacón alto que lo realce o la media que lo cubre como un suave velo.

El fetichismo del pie y sus accesorios es muy amplio, que incluye todos los sentidos. Se extiende desde disfrutar del olor de un calcetín o un calzado deportivo sudado, paladear los sabores y las texturas de las medias de rejilla, la laca de uñas o acariciar la piel desnuda.

No solo existe atracción por los pies bonitos, bien ataviados y cuidados, también otro tipo de pies tienen sus adeptos: aquellos que están mal cuidados, que tienen callos, deformaciones o incluso pies de ancianos.

La variedad de disciplinas que que tienen su culto al pie son muchas, en próximas entregas haré una enumeración de algunas de ellas.