De sexo se habla y se escribe mucho, mas de lo que se practica.
Esto no es una guía para practicar mas, pero puede ser que mis experiencias
te hagan sonreír, sonrojar o te ayuden a conocer mas sobre el tema, buscarle
nuevos puntos de vista, o aprender juntos sobre sexo, erotismo y placer.

lunes, 7 de marzo de 2011

En el rincón mas íntimo (III) relato

un relato escrito por HOMBREconAGUANTE
La mujer se estimula el clítoris con más furor. Emilio le da unos suaves azotes en una de las nalgas que ella recibe con entusiasmo reclamando mayor energía, más fuerza. La temperatura de la habitación ha subido varios grados en la última hora, como se percibe en las ventanas empañadas.
Este manto de condensación cubre lo que sucede en el cuarto de posibles miradas furtivas que traten de escrutar desde el otro lado, a través de los agujeros de la persiana. Pero no puede disimular el arrebatador coro de jadeos, chillidos, palabras desgarradas de una mujer que pide más guerra, más entrega, más fuego, más... simplemente más.
Llegado un momento, Noemí se refugia en su mente para dejarse envolver por ese enjambre de sensaciones, y al volver en sí un grito rompedor huye de su boca mientras clava las uñas en la almohada, sumida en uno de los orgasmos de su vida. Tras recuperar la mayor parte de su consciencia pero aún atrapada por el deseo y la tentación, se echa hacia delante para desprenderse del falo de Emilio y empieza a masturbarlo necesitada de un trago de su virilidad. Deja su boca abierta deseando ver manar el esperma por ese capullo inflamado, anhelando que el miembro de su joven amante se convierta en la fuente con la que saciar su sed, para apagar el calor aun mayor de sus entrañas.
Después de tres minutos de espera, Emilio empieza a resoplar y cierra los ojos echando la cabeza hacia atrás. Segundos más tarde media docena de ráfagas de denso y blanquecino esperma salen disparados hacia la boca de Noemí. Algunas entran limpiamente, otras riegan sus labios y barbilla. Conseguido el premio, la pelirroja recoge estos restos con dos de sus dedos que chupa luego con sensualidad hasta dejarlos limpios.
Pero parece que todavía no ha tenido lo suficiente para calmar sus ansias porque, nuevamente, está masturbando a Emilio mientras espera con la boca abierta. Aunque ahora lo hace a una velocidad verdaderamente delirante, frenética; diría que incluso sobrehumana; en cualquier caso, increíble.
Raquel pulsa el "play" de su mando a distancia mientras los dedos de la otra mano frotan su clítoris humedecido bajo las braguitas. Sentada en el sofá y viendo el televisor, deja el mando a un lado y se acomoda para volver a contemplar la escena final de la eyaculación en la boca, sin duda, el fragmento que más la excita de toda la película X.
A ella le gustaría encontrarse en el lugar de Noemí. Forma parte de su lado más íntimo e inconfesable la curiosidad por conocer el sabor del semen. Por descontado, nadie en su entorno cercano sabe esto, y en ninguno de sus encuentros sexuales llevó a cabo esta práctica, aunque en un par de ocasiones estuvo al borde de ello. Cuando la pantalla vuelve a mostrar la citada escena, Raquel acelera los movimientos de la mano dentro de su ropa interior y, con las pulsaciones disparadas y la piel sudada, alcanza un orgasmo de lo más relajante.
Luego saca a la luz las yemas los dedos empapadas de su esencia y se los lleva a la boca como momentos antes había hecho la actriz porno imaginando que es de varón y no de mujer el jugo que está probando.
Este último gesto excitó sobremanera a Pablo, quien, cabeza asomada, observaba todo tras la puerta. Pablo, un amigo del hermano de Raquel que vino a pasar la noche y que, presuntamente, estaba durmiendo en el cuarto de invitados, llevaba varios minutos siendo testigo inesperado de la pequeña fiesta de Raquel.
Durante la noche, Pablo salió de la cama para ir al baño y a por un vaso de agua cuando escuchó gemidos en el cuarto de estar. Un minuto después estaba plantado al otro lado de la puerta, portando su miembro erecto en una mano y el vaso vacío en la otra.
Desde allí, tenía una perspectiva clara de la televisión y la película y una mucho peor de Raquel-su verdadero centro de atención- al encontrarse detrás de ella, y sobre todo, por estar el respaldo del sofá interpuesto entre ambos. Pero no le importa. Le basta con imaginar las maniobras de la chica y el saberse espectador privilegiado y afortunado de sus aventuras. Así, agita su pene mientras trata de reprimir sus gemidos y ahogar los resoplidos que intermitentemente escapan de su boca para que no le delaten.
Cuando Raquel se chupa sensualmente los dedos, Pablo nota el placer llegando cual volcán y baja la vista para procurar que la inminente eyaculación caiga en el vaso y no se derrame al suelo. Logrado esto, se gira rápidamente para volver a su cuarto y no ser descubierto por Raquel.
Mientras va girando descubre que es demasiado tarde. Raquel está de pie junto al sofá mirándole. Se observan en silencio, avergonzados al ser descubierto por el otro sus respectivas travesuras, aunque bien sabe Pablo que es él quien mayores motivos tiene para desear que se lo trague la tierra. Espera petrificado a que, de un momento a otro, Raquel empiece a chillarle enfurecida.
Ella, una vez superado el repentino susto y todavía bajo los efectos de la lascivia, contempla a Pablo y fija su mirada en el vaso, que contiene una sustancia que reconoce fácilmente por su apariencia y por el contexto. Ahí está el joven con el brazo en el que lleva el vaso ligeramente extendido hacia ella, como si le estuviera ofreciendo un trago; como si mediante una extravagante y retorcida carambola, el destino le esté poniendo en bandeja la oportunidad de llevar a cabo por fin su oculta fantasía.
Raquel da un paso, todavía vacilante y dubitativo. Pero tras éste da otro y otro, cada vez más decidida. Cara a cara con Pablo, acaricia su pecho con ambas manos. Luego baja una de de ellas para hacerse con el vaso.
Una vez en su poder, clavando su mirada en la de Pablo, vacía lentamente el contenido en su boca; lo paladea para detenerse en los matices de su textura y sabor, y, definitivamente, lo hace bajar por su garganta.
Encendido de nuevo el fuego de su lujuria por la recién estrenada experiencia, Raquel sale al pasillo camino de su dormitorio e indica con un dedo a Pablo que la siga; dispuesta a continuar la sesión de cine bajo sus sábanas (pero esta vez con ella como actriz protagonista) y, quién sabe si a romper otros tabúes, cruzar otros límites, cumplir más fantasías.
FIN
un relato escrito por HOMBREconAGUANTE, gracias!!!

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