un relato escrito por HOMBREconAGUANTE
A Alicia le gusta
pasar las tardes de verano en las piscinas municipales.
Le resulta placentero
sentir el agua fluyendo por su cuerpo y el sol acariciando su piel.
Pero sobre todo disfruta comprobando las reacciones que provoca en un
buen número de hombres que comparten las instalaciones con ella.
Su apariencia
despierta deseos y es muy consciente de ello.
Sus cabellos rubios y
ondulados sirven de contorno a un rostro de finas facciones entre las
que destacan unos ojos de esmeralda y unos labios carnosos. Su cuerpo
delgado y ligeramente tostado está bien proporcionado; las curvas
que lo definen no son rotundas, barrocas, sino más bien las
elegantemente suaves de las esculturas griegas.
Esta tarde está
transcurriendo por los derroteros habituales: varios hombres la
miran, unos esquivamente, otros con algo más de descaro; cuando se
mete en la piscina para refrescarse nota una media docena de roces
más o menos accidentales con caballeros jóvenes y no tan jóvenes;
tomando el sol comprueba con orgullo cómo se intuye alguna erección
tras el bañador húmedo de algún chico cercano de buen ver.
En definitiva, una
tarde habitual... hasta que aparece él...
Entra en el recinto
junto a otro joven, entre risas y bromas, un moreno de unos 25-30
años y cuerpo de nadador profesional, tonificado, musculado sin
estridencias, rasurado.
Su voz es jovial pero
con un toque varonil. Su sonrisa, amplia y pronunciada, marca unos
atractivos pliegues en las comisuras de sus labios. El joven pasa a
su lado y es ella la que ahora no puede evitar girar el cuello para
ver alejarse esa espalda que podría pasar por ser tallada o
esculpida por algún discípulo de Miguel Ángel.
Hace bastante tiempo
que un hombre no ejerce una atracción tan poderosa sobre Alicia,
quien decide que ese mismo día poseerá y será poseída por el
recién llegado. Su atractivo físico es notable, sin duda, pero lo
que más llama la atención de Alicia es su permanente sonrisa.
Sí, definitivamente
ha de ser suyo. Quiere sentir las líneas de su cuerpo y sus músculos
bajo las yemas de sus dedos; quiere conocer el tacto de sus manos
sobre sus pechos; quiere ser saboreada íntimamente; y quiere saber
al fin si sus ojos claros son azules o verdes. Y ya ha decidido
cómo... solo hay que esperar. Mientras, sigue las evoluciones del
joven moreno, charlando con su amigo, gesticulando, riendo...
Y el momento llega.
Él y su acompañante se levantan y alejan de su ubicación
abandonando momentáneamente sus pertenencias. Al rato, Alicia se
levanta encaminándose hacia las toallas y mochilas de los dos.
Introduce algo en la mochila de su objeto de deseo y vuelve a
tumbarse sobre su toalla.
Al cabo de un tiempo,
los dos amigos regresan al lugar, bajo la atenta pero discreta
vigilancia de Alicia. Tras breves minutos el joven busca algo en su
mochila y se detiene extrañado. Sostiene en su mano la parte
inferior del bikini de repuesto de Alicia. Volviendo a mirar descubre
una nota en la que puede leerse: "Si quieres que nos veamos aquí
a las diez de la noche, lánzate desde el trampolín de la piscina
principal".
La joven observa
divertida cómo su moreno busca extrañado con la mirada el menor
indicio de cuál de las mujeres que se encuentran allí pudo ser la
autora de tan atrevida y sugerente invitación.
No teme ser
descubierta antes de tiempo. Le basta con tumbarse al sol y mirar con
los ojos entornados hacia el trampolín.
Un cuarto de hora
después, su hombre hace acto de aparición y tras otear sin éxito
una vez más el horizonte femenino, se lanza a la piscina. Alicia,
satisfecha y victoriosa, cierra definitivamente los ojos sonriendo.
Llegadas las 22:00
horas, Alicia entra furtivamente en el recinto, se muda de ropa y se
mete en el agua llevando solo la parte superior del bikini. Pasados
unos minutos se acercan los pasos de su acompañante. Lleva puesto
únicamente un bañador. Tras presentarse como Lorenzo y mirarla
fijamente con sus ojos azules, se introduce en la piscina y se
aproxima a la orilla donde se halla sentada Alicia con el agua
cubriéndola hasta la cintura.
Lorenzo se inclina
para besarla en el cuello, mientras ciñe sus manos a las suaves
curvas de sus caderas, advirtiendo la falta de la parte inferior del
bikini.
Las manos de ella se
posan en los pectorales del joven, sintiendo su dureza. Casi al mismo
tiempo los dedos traviesos de ambos buscan el sexo contrario: los de
él palpan con cuidado los pliegues de la intimidad de Alicia,
dejando que el pulgar avance hacia sus profundidades; los de ella
liberan el falo de su partenaire y lo acaricia con las yemas antes de
iniciar una lenta masturbación.
Lorenzo baja con sus
labios por el cuello de ella, besando entre sus pechos, sacándolos
del bikini, lamiendo su contorno, provocando el primer suspiro.
Alicia coloca su mano libre sobre la nuca de él, mesando sus
cabellos.
Rato después salen
totalmente del agua y Lorenzo besa los pechos y el vientre de Alicia,
la recorre con su lengua, mezclándose agua y saliva sobre la piel de
su compañera; busca con cada mano uno de sus senos para presionarlos
delicadamente y estimular unos pezones que ya empiezan a endurecerse.
Alicia, tumbada boca
arriba, con los ojos semicerrados, percibe la excitación de Lorenzo
cuando el pene de éste aumenta de tamaño contra la cara interior de
su muslo, ante lo que ella alarga la mano para agarrarlo y usarlo
para frotar su clítoris con el extremo de ese cálido miembro. Esto
activa a Lorenzo, que busca con deseo los labios y la lengua de ella
con los propios. Alicia pasa los genitales de Lorenzo por todo su
sexo, dejando que el glande entre y vuelva a salir de ella, usándolo
también para estimular su ano.
Los labios de él,
dedican atenciones y mimos a sus pezones, mientras pasa su mano por
el cuello de Alicia y acaricia con la yema de su índice tras la
oreja y en la nuca de la muchacha, quien echa la cabeza hacia atrás
para estirar el cuello y sentir mejor las caricias; y también los
besos que ahora Lorenzo le prodiga.
Disfruta Alicia
relajadamente de tales atenciones, con la cabeza ladeada y los ojos
entornados, cuando distingue a varios metros una silueta que los
acecha. Por sus contornos no cabe duda de que es una mujer. Una mujer
que observa la escena con claro interés, al juzgar por las maniobras
de sus dedos por debajo de su cintura.
Alicia siempre ha
tenido un toque exhibicionista y por eso no se sobresalta... pero hay
algo más... Se encuentra en un punto de excitación elevada y la
envuelve la idea de compartir a Lorenzo con ella. Da por hecho que a
él no le importará gozar de dos mujeres. Así que mira fijamente a
la recién aparecida y le indica en silencio y con dos leves
movimientos de su dedo que se acerque...
continuará...
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