un
relato escrito por elvagabundo
La sala estaba fría, y ella lo notaba
mas al estar desnuda, allí, en medio de una habitación, sin saber
si alguien la observaba o no.
No sabía muy bien porque había dicho
que si a aquella cita, pero le excitaba probar algo nuevo, algo que
le atraía.
Había conocido a aquel hombre en una
fiesta con su novio, con solo mirarla casi consiguió descifrar todos
sus pensamientos, y cuando cruzó los ojos con él, los tuvo que
bajar, se sentía desnuda ante esa penetrante mirada.
Se acerco a ella y en un susurro le dijo: “se te nota a la legua que no tienes lo que quieres ni lo que necesitas, toma mi tarjeta y llámame, también puedes no hacerlo, pero habiéndote mirado, sé que me llamaras”. Y sin más se fue.
Se acerco a ella y en un susurro le dijo: “se te nota a la legua que no tienes lo que quieres ni lo que necesitas, toma mi tarjeta y llámame, también puedes no hacerlo, pero habiéndote mirado, sé que me llamaras”. Y sin más se fue.
Tardó días en atreverse a llamarlo,
pero finalmente sus ganas de sentir y su curiosidad acabaron
imponiéndose y levantado el teléfono, le dijo que tenía razón,
que quería más cosas.
Él solo le dio una dirección y unas
pocas instrucciones, el sitio era donde se encontraba ahora mismo, el
edificio era elegante, pero viejo y algo destartalado.
La habitación, como la podría
describir... con muy poca luz, con rincones oscuros, más bien
lúgubre, con una cama de hierro, y un colchón encima de ella, sin
nada mas, el suelo era de fría baldosa de barro, vieja y suavizada
por el tiempo, todo era extraño, y contrariamente a la razón, verse
allí una mujer desnuda, desvalida, a merced de quien pudiese verla, sin
posibilidad de que nadie la ayudase, la excitaba excesivamente, lo
notaba en su sexo mojado y en su respiración algo agitada y
nerviosa.
Finalmente se atrevió a preguntar en
voz alta si había alguien, el silencio fue su respuesta.
Sin saber muy bien porque se acercó a
la cama y se tumbó en ese duro colchón.
Cuando estaba tumbada oyó pasos que se acercaban y antes de que pudiese mirar, tenía los ojos tapados por una tela, una mano levanto su cabeza y hábilmente ato la tela por detrás, escucho una frase: “silencio, es hora de sentir”, reconoció su voz, era él, tenía una voz inconfundible, ronca, sensual, dura.
Cuando estaba tumbada oyó pasos que se acercaban y antes de que pudiese mirar, tenía los ojos tapados por una tela, una mano levanto su cabeza y hábilmente ato la tela por detrás, escucho una frase: “silencio, es hora de sentir”, reconoció su voz, era él, tenía una voz inconfundible, ronca, sensual, dura.
Se sintió segura al oírle, no sabría
decir bien el motivo, porque bien mirado aquello lo que debería
darle era miedo, pero su curiosidad, su deseo, sus anhelos, su
cuerpo… decían lo contrario. Notó como algo se enrollaba en una
de sus muñecas, enseguida se dio cuenta que era una cuerda, luego
una mano tiro de su brazo ligeramente y al poco sintió que no podía
moverlo, estaba inquieta, pero no dijo nada, en poco tiempo sus dos
brazos quedaron atados al cabecero de la cama.
Unas manos que comenzaron a recorrer su rostro, pasaban por sus labios, por su mejilla, un dedo se paro en sus labios y ella no pudo evitar entreabrirlos y sacar su lengua para lamerlo, el dedo se mantuvo allí y ella se atrevió a mas, y lo succionó, aquello la excito aun mas, pero la mano siguió moviéndose, poco a poco tocaba cada trozo de su piel, delicadamente pero de una forma segura, casi rotunda.
Unas manos que comenzaron a recorrer su rostro, pasaban por sus labios, por su mejilla, un dedo se paro en sus labios y ella no pudo evitar entreabrirlos y sacar su lengua para lamerlo, el dedo se mantuvo allí y ella se atrevió a mas, y lo succionó, aquello la excito aun mas, pero la mano siguió moviéndose, poco a poco tocaba cada trozo de su piel, delicadamente pero de una forma segura, casi rotunda.
Su piel se erizaba del placer que le
producía aquella mano, llegó a sus pezones, no los tocó
directamente, los rodeó, los rozó y finalmente acabó por tocarlos
en la punta y pellizcarlos levemente, noto un aliento que se acercaba
a su piel, y a continuación una boca que succionaba y mordía uno de
sus pezones mientras el otro era pellizcado cada vez con más
contundencia.
Estaba mojada, los pezones le dolían
con los tirones y los mordiscos, pero a la vez con cada brizna de
dolor sentía que el placer crecía y crecía comenzando a ser
imparable, una mano bajó por su vientre y lentamente se posicionó
en su clítoris, simplemente al tocarlo y presionarlo un poco, ella
se corrió irremediablemente, notó como un río de fluidos salía de
su coño y los gemidos se escapaban de su boca, pero todavía en
pleno éxtasis esos dedos invasores la penetraron y comenzaron a
moverse dentro de ella, querían arrancarle alaridos y lo estaban
consiguiendo.
Casi inmediatamente una segunda oleada
de placer la volvió a inundar, no podía hablar, estaba en otro
lugar, en otro mundo, en pleno éxtasis, atada y desvalida y sin
embargo poderosa, llena de vida como no lo había estado en mucho
tiempo, se había corrido dos veces en pocos minutos de una forma que
nunca había sentido.
Cuando de nuevo fue consciente de la
realidad se dio cuenta de que sus brazos estaban sueltos, tenía las
cuerdas atadas, pero nada los retenía, quería quitarse la venda y
mirar, pero no se atrevía, un aliento cerca de su oído la paralizo,
de nuevo volvió a oír su voz… “por hoy es suficiente, la
próxima vez será más intenso”, y la venda callo desatada, cuando
abrió los ojos solo vio la oscuridad de la habitación, se levantó
despacio y todavía con el corazón acelerado, se vistió y salió de
allí, solo pensaba en su siguiente cita, en su llamada, en esas
manos desconocidas que la habían poseído como nadie…
un
relato escrito por elvagabundo
¡gracias!
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