De sexo se habla y se escribe mucho, mas de lo que se practica.
Esto no es una guía para practicar mas, pero puede ser que mis experiencias
te hagan sonreír, sonrojar o te ayuden a conocer mas sobre el tema, buscarle
nuevos puntos de vista, o aprender juntos sobre sexo, erotismo y placer.

jueves, 4 de septiembre de 2014

Sexo en la playa


un relato escrito por HOMBREconAGUANTE

Arenas Movedizas
En una noche de junio, la pelirroja Julia observa sentada en lo alto de un montículo a veinte metros sobre el nivel del mar y a cincuenta de la playa.
Lleva rato pensativa y mirando fijamente como un halcón al desconocido joven moreno que, creyéndose en soledad, había ido a bañarse desnudo.
Tras verle salir del mar con su cuerpo fibroso empapado, mesarse hacia atrás los cabellos y retirar el agua de su frente, decide descender hacia él
[ Al fin y al cabo, Álex no le es tan extraño: horas antes habían coincidido en la pista de la discoteca, bailando cerca el uno del otro e intercambiando roces de cadera y miradas furtivas, algunas no tan disimuladas. Y al cruzarse cuando ella salía de los baños y él se encaminaba hacia allí, Álex le sostuvo la mirada un par de segundos más de lo habitual y Julia, pudiendo sentir su lascivo deseo sonrió con picardía ya de vuelta a la pista de baile, imaginando que en ese mismo instante él podría estar masturbándose en su honor]
Cuando ya estaba a veinte metros de él, que todavía le daba la espalda, la bella pelirroja se quita la blusa - que la brisa de cara echa unos metros más allá- y deja al descubierto un abdomen de apariencia suave, un ombligo vertical y unos pechos bien proporcionados, coronados por unos pezones sonrosados que ya se han empezado a poner duros por la brisa y la excitación.
Diez metros más adelante deja caer su pareo azul y, dado que no llevaba ropa interior, sus secretos quedan al descubierto.
Avanza desnuda, teñida de un blanco pálido por la luna llena; dejando un rastro de deso con sus pasos descalzos que Álex sólo nota cuando ya la tiene detrás.
Al girarse, los ojos almendrados de Julia se encuentran con los verdes de Álex, que la mira brevemente de abajo a arriba; y la mujer confirma la disposición del joven cuando siente la erección golpeando su muslo derecho.
Se besan con sensualidad mientras sus sexos se rozan; y acaban tumbados a media docena de pasos de la línea del mar.
Álex le chupa el labio inferior, Julia busca con su lengua la de su amante en el interior de su boca, él lame su cuello lentamente . La pelirroja comienza a bajar con sus labios por el cuerpo cálido de Álex buscando su botín; lo descapulla y chupa con delicia el glande enrojecido a la vez que manosea su escroto; lo lame de arriba a abajo, siguiendo con su lengua las venas endurecidas; lo engulle hasta la campanilla. Percibe las manos de Álex escrutando su piel, su muslo, sus nalgas, su pubis, su raja. El agua se cuela a intervalos bajo sus cuerpos.
Unos minutos después Álex no aguanta más y entre resoplidos suelta tres descargas de semen salado como el mar en el paladar de Julia, para quien la noche no ha hecho más que empezar.
Aún relamiéndose del trago, se gira y avanza de espaldas hacia la cara de él, la cual queda colocada entre los muslos de ella. Y preparándose para ser devorada, se dedica con entrega a reanimar con manos y boca el flácido falo del hombre, cuya lengua nota abriéndose paso entre sus otros labios, retorciéndose dentro de ella; siente sus dedos agarrados con fuerza a sus caderas; nota cómo busca su clítoris para embolsarlo en su boca y juguetear con él suavemente.
Julia restriega su sexo contra la cara de Álex, mojándola con sus fluidos; y una vez recuperada la erección se vuelve a girar para ser ensartada por ese puñal. Comienza a cabalgarlo con pasión. Se inclina sobre el moreno para mordisquear su cuello, sus hombros, mientras el agua de las olas se mezcla con saliva y sudor en sus cuerpos, limpiando la arena que enseguida volverá a pegarse a ellos.
Julia se clava una y otra vez en la verga, clavando también su mirada en la de Álex, en silencio, mientras su melena gotea sobre el rostro de él. Vuelve a inclinarse para besarlo con violencia, sintiendo las yemas de unos dedos masajeando sus pechos y pellizcando sus pezones.
Para prolongar la noche, cada vez que nota que Álex está cerca del clímax deja de cabalgarlo (privándole de su segundo orgasmo para lograr ella encadenar varios) y se dedica a mordisquearle la barbilla, la oreja, dejándole muesca tras muesca en el cuerpo; sintiendo los dedos de él rastreando entre sus nalgas; y a continuación retoma la doma del potro, clavándole los talones en los muslos; notando ese miembro endurecido hirviéndole las entrañas, martilleándola; hollando la arena de la playa en cada movimiento.
El rumor del mar no logra silenciar los jadeos. De repente, Julia cree haber visto un flash a lo lejos; pero está demasiado excitada para preocuparse y se queda mirando a ese punto, enloquecida, imaginando a miles de hombres, con los pantalones a la altura de los tobillos, manoseándose mientras disfrutan viéndola en una fotografía o un vídeo viral. Arquea su espalda y embiste a Álex una y otra vez, al borde del mareo, hasta que le viene un orgasmo demoledor.
Luego se levanta y lo deja allí agotado y dormido; cubierto de arena, agua, saliva, sudor, jugos y aroma de mujer; no sin antes haber escrito en la arena con su dedo su número de teléfono y dejando que sea el azar de las olas quien decida si permanecerá allí cuando él despierte.
Mientras, ella desaparece desnuda entre las sombras.
un relato escrito por HOMBREconAGUANTE ¡gracias!

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