De sexo se habla y se escribe mucho, mas de lo que se practica.
Esto no es una guía para practicar mas, pero puede ser que mis experiencias
te hagan sonreír, sonrojar o te ayuden a conocer mas sobre el tema, buscarle
nuevos puntos de vista, o aprender juntos sobre sexo, erotismo y placer.

lunes, 2 de agosto de 2010

Voyeurismo



El término proviene del francés voyeur (mirón) y define la búsqueda de excitación sexual mediante la observación. Es una curiosidad morbosa que mueve a buscar la contemplación de algo sexual para excitarse.
"Voyeur" es quien disfruta contemplando conductas íntimas o eróticas de otras personas, mirando sus actividades y órganos sexuales, quien se excita con la visión furtiva y solo lo consigue en base a que éstos ignoren que están siendo observadas, por lo tanto, no tiene interés en alertarlas de su presencia. No le gusta ir a playas nudistas, donde está permitido ver el cuerpo desnudo, le excita lo prohibido de la acción.
Las prácticas voyeuristas pueden variar, pero su característica principal es que el voyeur no interactúa directamente con el sujeto observado, quien va a permanecer casi siempre ajeno a dicha observación.
El riesgo de ser descubierto actúa como un potenciador de la excitación, el hecho de esconderse para observar, el no ser visto, genera una emoción que incrementa el placer que produce lo que se está viendo.
Se deben dar dos condiciones para una práctica voyeur, que las personas observadas estén en situaciones que él considere eróticas y que desconozcan estar siendo espiadas, a diferencia de como lo muestran en las películas, el voyeur no es un violador ni un abusador, no agrede, no amenaza ni pone en alerta a sus víctimas.
Observar en secreto es clave. Ve a través de binoculares, coloca cámaras ocultas en baños y dormitorios y el miedo a ser sorprendido funciona como parte de la exaltación sexual. La taquicardia, la sudoración y la adrenalina que produce el temor a ser descubierto son parte de su "acto" sexual.
Suele observar la situación desde lejos, ya sea mirando por una cerradura, o utilizando medios técnicos como un espejo, una cámara, prismáticos, etc. El peligro de espiar a las víctimas hace que el mirón se masturbe y eyacule debido a la excitación que le produce la situación, pero en otras la sensación será tan intensa que puede llegar al orgasmo espontáneamente con sólo contemplar.
El voyeurismo es una de las llamadas parafilias por el hecho de que la imaginación o los actos inusuales o extravagantes son necesarios para conseguir la excitación sexual. La observación de otros hace de esta práctica algo excluyente, ineludible o imprescindible para el goce. Estas pautas tienen que ser frecuentes, recurrentes y ser el modo preferido o exclusivo. Se restringe la sexualidad a la acción de observar, haciendo una renuncia completa a otras prácticas sexuales incluida la penetración.
Alguien que goza con un strip-tease, viendo un vídeo erótico, contemplando a su pareja desnudándose o masturbándose con su consentimiento, y ambos tener placer sexual con ello, no es voyeurismo sino otra forma de hacer el amor. Podría tener un rasgo de voyeurismo, pero cuando este tipo de acciones se tienen que dar como condición sine qua non, ineludible para el placer sexual, nos enfrentamos a una parafilia.
Se puede explicar el surgimiento de esta conducta por la repetida contemplación del coito o los genitales de los padres u otros adultos a una edad muy temprana, que hubieran provocado una cierta detención en el desarrollo psicosexual: el afectado no puede pasar de la etapa de mirar.
En la adolescencia el vouyerismo es normal como parte de la búsqueda de excitación sexual, pero cuando ese joven se transforma en adulto, la inmediatez de la desnudez o la proximidad física de la relación sexual le genera enorme aprensión y ansiedad anticipatoria, por lo que el acto sexual, se ve paulatinamente restringidao a la observación sin participación activa.
Algunos sexólogos han considerado el auténtico voyeurismo, como aquel que se practica con la mediación de un objeto intermedio como unos prismáticos, una cámara, una cerradura o una rendija en la pared, que actúa de filtro o pantalla protectora, para garantizar la propia seguridad y mantener el control del observador sobre las víctimas.
El voyeurismo se da, en mayor medida, en hombres, mayoritariamente heterosexuales, ya que el hombre es el que depende más del sentido de la vista para alcanzar la excitación sexual.
El voyeurista atenta contra el derecho a la intimidad y a la privacidad, por eso se considera un delito y la sociedad lo castiga, pero no necesariamente todo voyeurista viola la intimidad de otros. Se dan casos de parejas en las que él es voyeur y ella es “exhibicionista” (el exhibicionismo es otra parafilia de la que hablaremos en otra entrega), hay hombres a quienes les gusta ver a sus respectivas parejas en actos íntimos, y ellas son mujeres a quienes les gusta exhibirse y lo hacen con agrado y disfrute sexual.
Muchos voyeur han canalizado su parafília a través de Internet, donde como es sabido, podemos encontrar una oferta muy amplia. Existen sitios que colocan cámaras supuestamente indiscretas, mujeres que fingen no saber que las están grabando mientras van al baño, duermen, se masturban o tiene relaciones sexuales. Los voyeur sacian así sus fantasías y deseos, "sin infringir" la ley.
A modo de resumen, un voyeur mira sin ser visto, goza contemplando el placer de otros, no participa en los actos sexuales de quienes observa, practica sexo sin contacto físico con ellos y su gratificación es solitaria. Esto hace que se circunscriba dentro de parafilia, ya que cumple con los parámetros que la definen: el voyeurismo es un patrón de comportamiento sexual en el que la fuente de placer no se encuentra en la cópula.

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