De sexo se habla y se escribe mucho, mas de lo que se practica.
Esto no es una guía para practicar mas, pero puede ser que mis experiencias
te hagan sonreír, sonrojar o te ayuden a conocer mas sobre el tema, buscarle
nuevos puntos de vista, o aprender juntos sobre sexo, erotismo y placer.

viernes, 13 de agosto de 2010

Locales de sexo de Japón (II)


El sexo es un gran negocio en el mundo entero, pero en Japón, lo es aún más, ya que un 10 por ciento de los hombres japoneses usan servicios de tipo sexual, y esta cifra alcanza el 20 por ciento si hablamos de los jóvenes. En los Estados Unidos y Europa este número está en torno al 1 o 2 por ciento. Un 40 por ciento de los japoneses reconoce haber pagado para obtener sexo al menos una vez en su vida.
La industria del sexo es una de las más activas y mueve muchísimo dinero, la crisis global parece no haberla afectado demasiado, pero se han sufrido algunas consecuencias de la recesión japonesa, provocando que dueños de clubes o de salas hayan tenido que recortar precios como en cualquier otro tipo de negocio del sector servicios.
Quienes los requieren lo tienen fácil, ya que existen barrios enteros destinados al sexo y una gran variedad de tiendas especializadas que se pueden encontrar a la salida de las estaciones de tren y metro. En Tokio, en menos de medio kilómetro cuadrado, podemos contar unos 3500 locales dedicados al negocio, incluyendo locales de strip-tease, salas de vídeo, casas de baños, love hotels, sex-shops, clubes de teléfono, etc. Además, los japoneses no sólo disfrutan de esta industria en su propio país, sino que constituyen el mayor grupo de turistas sexuales en Asia.
Entre las mujeres del mundo, las asiáticas parecen ser las más liberales, especialmente las japonesas, y las eslavas. Para ellas, no hay demasiadas zonas de sombra en el sexo. Todos los volúmenes y todas las hendiduras son sexualmente abordables sin aspavientos. Tal vez por esa razón introducirse en el mundo del sexo no les parezca tan mala idea, con la ventaja adicional que hay una gran variedad de actividades relacionadas con el sexo sin tener que practicarlo directamente.
Existen japonesas que se dedican al comercio del sexo a tiempo parcial, no es que necesiten dinero para cubrir sus necesidades básicas, lo hacen para poder gastárselo en artículos de lujo, en ropa y complementos de firmas de alta costura.
Alguna de las razones por las que exista tanta oferta de este tipo de servicio, pueden ser de tipo cultural. Los nipones ven a la pareja más como un miembro de la familia que como un compañero sexual (acaban siendo como hermanos), la educación no permite a los hombres mostrar los afectos y a las mujeres que se educan con el objetivo de casarse, se las hace sumisas.
Los japoneses separan el sexo marital del sexo por placer. El sexo marital es fuente de procreación, el sexo por el mero placer del sexo se hace fuera del hogar y es por eso que la industria sexual en Japón es de las más variadas y creativas del mundo, ya que al parecer no le dan tanta importancia al coito, prefiriendo muchas veces otras actividades sexuales que no implican penetración.
Los japoneses están más que dispuestos a pagar por obtener sexo, muchísimo más que en Occidente, y tiene una gran variedad de donde elegir, sexo sin preocupaciones, sin ataduras ni lazos afectivos, no quieren las complicaciones de una pareja, ni de una mujer que reclame ayuda en casa y que se preocupe por los hijos.
En muchos casos, los jóvenes de ambos sexos prefieren seguir viviendo con sus padres, tener las menores responsabilidades posibles, más aún conociendo que por regla general, la vida sexual de una pareja casada, si ya ha tenido hijos, cae a mínimos increíbles.
Continuando con la primera parte del artículo, hablaré de otro tipo de locales del sexo, aún mas fetichistas que los anteriores.
Terekura o Club del teléfono
Los hombres van a estos clubes y se sientan en un cubículo que tiene un teléfono a esperar la llamada de alguna de las jovencitas con el uniforme del colegio que se encuentran en dicho local. Solo las chicas pueden llamarlos, pero es el cliente el que corre con el coste de la llamada, cuyo objetivo suele ser el concertar una cita entre ambos. Este es el sistema por el que muchas chicas jóvenes empiezan su relación con el mundillo del sexo. Suele ser una de las formas más habituales para el "Enjo Kosai"

Imekura o "Club de Imagen"
Son los típicos clubes japoneses para fetichistas, una especie de híbrido entre bar y burdel. Es algo más teatral, son lugares en los que hay todo tipo de interpretación sexual. Cada club está especializado en una temática, se suelen centrar en un tipo de imagen concreta y las chicas del lugar tienen su uniforme correspondiente; estudiantes, colegialas, enfermeras, azafatas, monjas, policías. Se gasta el dinero del cliente en bebidas, y después se hacen "masajes sexuales", el sexo tiene una tarifa aparte.

 Los más comunes son los "Maid Cafés" donde las camareras van vestidas como sirvientas con cofia y hacen las delicias de los clientes, los tratan como “auténticos señoritos”, actuando para que tenga la sensación de que están en su mansión, rodeado de sirvientas. Incluso se expresan con un japonés formal.
La atracción que sienten los japoneses por las chicas vestidas como criadas del S.XIX tiene lógicas connotaciones sexuales, y cada vez sus vestidos son más ajustados y sus faldas más cortas. Esta imagen ha hecho tanto furor que se ha extendido a negocios similares a estas cafeterías, pero que ofrecen masajes o servicio de peluquería.
Algunos "Maid Cafés" incluyen cibercafé, videojuegos, tienen sofás y videoconsolas de todo tipo, pueden tener servicios como manicura o conversación con las camareras-actrices, o actuaciones de éstas, igual que en las cafeterías de cosplay (1)
También cuentan con habitaciones que pueden reservarse para utilizar una vez tomado el café, hecho la manicura o presenciado la actuación de las “meido”.
Cada vez hay más cafeterías de este estilo pero dirigidas a mujeres, los hombres japoneses son grandes fetichistas pero también hay mujeres que reclaman camareros muy elegantes y atentos.
Además de los "Maid Cafés", existen otros clubes que mas directos, menos sutiles.
 El tren: En Japón llaman “chikan” a aquellos respetables señores que en los atestados vagones de Metro gustan de tocar el trasero de las mujeres y, en especial de las colegialas, pero como están vigilados y penados por la ley, desembolsando una buena cantidad de yenes pueden ir al club del tren, donde existe una reproducción a escala real de un vagón, atestado de “colegialas”, esperándolo para satisfacer su incomprendida afición. 


 Club de la sala de clases
Hay otros que les va el rollito de las colegiales en su lugar de estudio. Quieren hacerles el amor directamente en la sala de clases, sobre la mesa del profesor, contra el pizarrón, en el rincón de castigo donde envían a las chicas que se portan mal en clase, y hacerlo rápido y silenciosamente antes de que llegue la bedel, aunque es posible que en vez de escandalizarse, se una a la fiesta.
El club de los representantes de la ley
Jueces, abogados, policías y detectives privados con dinero tienen su club especial. Allí pueden jugar a ser el poli malo. Todo vale para sacar a la inocente chica "todo lo que sabe" y hacer que confiese. La celda incorpora esposas, foco para el interrogatorio, cámara de vídeo y un suelo de espejo.
 Air Club
Los clientes reciben algo más que unos auriculares y una manta si deciden ir en "Business Class". Las azafatas estarán a tu entera disposición, siempre con una sonrisa. Al subir al avión, se recuesta en su asiento de primera clase y no se sorprende cuando una sexy azafata se aproxima con el whisky y acaricia suavemente su mano.
Anuncian turbulencias y la azafata tambalea y cae directamente en sus rodillas, aprovechando para restregarse despacio y cuando la turbulencia acaba, se excusa, se pone colorada y se aleja mirándolo para que la vea entrar al baño y poder hacerle una seña para que la acompañe. En el estrecho espacio que dispone hace lo que tiene que hacer, y cuando está en lo mejor, otra azafata abre la puerta y se sorprende, pero al parecer le gusta lo que ve, porque observa para comprobar que nadie esté mirando y entra también al baño, haciendo al cliente vip el hombre más feliz del mundo.
El club de los recién casados
Muchos hombres pagan un precio desorbitante para que una chica, que ha seleccionado del catálogo del burdel, vestida de novia, lo bañe, lo acicale y le realice una serie de servicios personales completos. La "novia" acompaña a al cliente desde la entrada principal hasta una habitación más íntima, mientras la marcha nupcial de Wagner suena en los altavoces y una vez dentro cumplirá todas las fantasías.
Club de la dueña de casa
El cliente puede elegir la profesión que mas le guste, puede ser el diariero, lechero, cartero, lo que se le ocurra. Una vez caracterizado con el personaje en cuestión, toca a la puerta y aparece una dueña de casa en paños menores, recibe la mercadería que ha traído, pero le da conversación para retenerlo, le dice que está aburrida de planchar y cocinar, que su marido está en el trabajo y no llega hasta la noche, que cuando llegue lo hará borracho y cansado y la ignorará. Y seguirá con el juego hasta que el diariero, lechero, cartero... se abalance sobre esa pobre dueña de casa insatisfecha y la haga suya.
Algunos Clubes están especializados en exhibicionismo, con lo que un cliente puede contratar a una colegiala para que le acompañe en un viaje en metro, por ejemplo, y practicar sexo con ella en el andén, o incluso en el vagón. Las chicas suelen ser jovencitas, pero algunos de estos lugares se especializan en mujeres mayores, y las hay hasta de 60 años!!!!!
En la próxima entrega, mas cositas de los japoneses: citas entre colegiales y señores mayores, venta de bragas usadas, juegos de búsqueda del tesoro y mas clubes de sexo.


(1) Cosplay: interpretación de disfraces, practicado principalmente por jóvenes fanáticos de alguna serie, manga, o anime, consiste en disfrazarse de algún personaje (real o inspirado) de un manga, anime, película o libro.)

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