De sexo se habla y se escribe mucho, mas de lo que se practica.
Esto no es una guía para practicar mas, pero puede ser que mis experiencias
te hagan sonreír, sonrojar o te ayuden a conocer mas sobre el tema, buscarle
nuevos puntos de vista, o aprender juntos sobre sexo, erotismo y placer.

martes, 31 de agosto de 2010

Real Doll o sexo silencioso


Adiós a las viejas muñecas hinchables con ojos abiertos como platos y boca en forma de O.
Bueno, podéis decirles adiós si contáis con los medios económicos para desterrar a vuestra vieja amiga. Estamos hablando de un mínimo de 4.500 eurillos.
Ya no se llaman muñecas hinchables, ahora son Real Doll y su nuevo nombre está perfectamente de acuerdo con el producto que ofrece.
Son réplicas hiperrealistas en silicona de una mujer, tienen una suavidad y elasticidad sorprendente, además de una gran resistencia a las manchas y al calor.
Poseen todas las aberturas, vagina, ano y boca, que tiene un cuerpo humano femenino.
Las muñecas fabricadas por los japoneses, en su mayoría, tienen el aspecto de adolescentes con pechos grandes, o imitan el look de los personajes del manga.
Una de las marcas que comercializa estos juguetes sexuales, asegura que el tacto es casi humano, al igual que los rasgos, basados en personas de carne y hueso. Su esqueleto, similar al de una mujer real, es de PVC, que permite gran articulación y cambio de posiciones en el cuerpo.
Hay una gran variedad de formas y colores, puedes elegir el color y largo del pelo, la tonalidad de la piel, el tamaño de los senos, la dulzura de la mirada o el vestuario; colegiala, sirvienta, enfermera, o en ropa interior. Tomando como referencia el catálogo se pueden hacer “a medida”, siguiendo las indicaciones del cliente, por lo que casi nunca hay dos muñecas iguales.
En la misma tienda puedes adquirir todo tipo de lencería, ropa y complementos. Hay quienes las coleccionan y tiene varias en casa, las maquillan, las visten, las tratan casi como si tuvieran vida.
Algunos establecimientos incluyen un servicio post-venta de por vida, con una cláusula donde se establece que a la muerte del propietario, el fabricante se compromete a recoger a la muñeca y a celebrar un ritual budista donde consagrar su “alma” para la eternidad antes de ser desmanteladas y destruidas.
La puedes adquirir por Internet y la muñeca llegará a tu casa discretamente embalada.
¿Pero para qué la vas a comprar si la puedes alquilar? Funciona como los antiguos videoclubes. Pagas una matrícula para hacerte socio, te entregarán un catálogo y ya podrás acceder al servicio de alquiler por horas o por días. Deberás además pagar el gasto de desplazamiento de la chica hasta el sitio que te encuentres, ya sea tu casa o una habitación de hotel y luego el transporte de regreso.
Alguna de las empresas que se dedica al alquiler disponen de salón de exposiciones para que los clientes conozcan personalmente a las chicas, no solo a través de un frío catálogo.
(Perdón, estoy siendo demasiado irónica)
Para un empresario, la inversión inicial es considerable, pero luego no tiene que preocuparse de pagar salarios, seguridad social, tener problemas con el sindicato, escuchar quejas por tener que hacer horas extra o excusas por haber faltado al trabajo.
Si te mueres por follar con una Real Doll y pero no te la puedes comprar, tienes la opción de buscar un vuelo Low Cost al Japón y estar atento a lo que sigue a continuación.
Los japoneses, que tienen un gran olfato para los negocios, pensaron que hay muchos como tu, que desean estar con una chica de éstas, pero no pueden llevarla a su casa, ya sea porque a tu esposa no le sentaría muy bien la bigamia, ya sea porque papá y mamá no van a aceptar un nuevo integrante en la familia...
Esa es la razón por la que se han montado burdeles de Real Dolls.
Los barrios rojos de Tokio, han visto disminuir el número de clientes de los prostíbulos tradicionales, con mujeres de carne y hueso en detrimento del florecimiento de hoteles por horas que incluyen dentro de su servicio una Real Doll, además de la una habitación con baño.
Según dicen quienes regentan los locales, las tarifas son similares a los prostíbulos y atraen a un público de los mas variado, algunos ingresan al hotel con un bolso y se especula que no solo tienen sexo, sino que se pasan el tiempo vistiéndolas y quitándoles fotos.
Este tema no es nuevo, hace años que se fabrican este tipo de muñecas, pero investigando sobre Japón me encontré con información que me pareció interesante y quise compartirla con vosotros.
Origen de las muñecas hinchables
El origen de los artilugios para autosatisfacerse debe ser muy antiguo, posiblemente tanto como el propio ser humano, usando objetos cuya función primordial fuera hacer la masturbación un poco más amena que mediante los métodos manuales.
Intenté buscar material serio con respecto a su origen, pero el tema está tan mal documentado que todo me resulta leyenda urbana, algunas con mas coherencia que otros y os daré algunos ejemplos.
En el libro “Amor y sexo con robots, la evolución de las relaciones entre los humanos y las máquinas” de David Levy, menciona en la página 243, que en el Siglo XIX, en los barcos españoles y franceses llevan las llamadas "damas de viaje", muñecas de tela de tamaño natural para soportar las largas travesías y las rutas transoceánicas, pero otras fuentes mencionan que ya existían en el Siglo XV y eso me parece incluso mas coherente, que Cristóbal Colón viajara acompañado e incluso puede que antes de este tipo de viajes, en las expediciones por tierra para la conquista de nuevos territorios las tuvieran.
Otra teoría, datada en 1941, siguiere que la idea nació en la mente de Hitler, quien solicitó a un ingeniero que diseñara una muñeca para evitar que sus soldados contrajeran enfermedades venéreas, siguiendo el ideal de belleza aria, por lo tanto debería tener pelo rubio, ojos azules y grandes pechos.
Sinceramente, no creo que los soldados además de los petates, armas y municiones para sobrevivir en el frente, quisieran cargar con otro bulto, que mientras las balas rozaban sus cascos de combate pensaran en hinchar la muñequita para desahogar sus impulsos sexuales, supongo que el instinto de supervivencia es mas fuerte, pero claro, soy mujer y aunque lo intento, no logro comprender al cien por cien las prioridades de un hombre.
Otras historias que circulan en la red, aseguran que los primeros en usarlos fueron las tripulaciones japonesas a bordo de los submarinos después de la Primera Guerra Mundial. En teoría no las usaron como flotadores por si la nave se hundía, sino para matar el deseo en las profundidades marinas.
El uso del vinilo y otros elementos plásticos permitió que la incipiente industria juguetera sexual de los años 50 empezara a crear las primeras muñecas hinchables propiamente dichas.
Mas allá del origen y evolución actual y futura de las chicas de silicona, lo importante es que quienes las usen no se aíslen en su mundo de fantasías, aunque alimenten su fetichismo también intenten relacionarse con el mundo real.
Aunque estos cuerpos artificiales gocen de una aproximación asombrosa con un cuerpo real de mujer, no hay que olvidar que carecen de gestos, el sudor y la voz humana, no te expresarán con palabras las sensaciones que le estás provocando durante el acto sexual.
También comprendo que una muñeca hinchable pueda representar para algunos la consumación de una fantasía, o la realización de actos que no han podido realizar con sus parejas o el mecanismo para llenar un espacio al otro lado de la cama y suplir la necesidad de relación con otro cuerpo.
Os dejo algunas fotos guapas de las Real Doll

lunes, 30 de agosto de 2010

Sexo en el Caribe (Parte VIII)


Fui a la recepción a recoger mi llave y me entregaron un mensaje. En Cartagena de Indias había conocido a una chica que andaba sola de turismo, igual que yo, coincidíamos en casi todos los sitios y durante un tradicional paseo en “chiva” me acerqué a saludarla. Los tres últimos días en la ciudad colonial nos hicimos inseparables y como ella también tenía reservado hotel en San Andrés y quedamos en que cuando llegara a la isla me buscaría. ¡Que raro! Me dijo que pensaba hospedarse en otro hotel...
En vez de irme a mi habitación como tenía pensado, subí a la siguiente planta a darle la bienvenida. Abrió la puerta y al verme se puso a dar brincos de alegría y me abrazó con todas sus fuerzas. “¿Donde estabas? Me pasé toda loche llamando a tu habitación. ¿Acabas de llegar?”
Respondí moviendo la cabeza, estaba agotada física y mentalmente. Me cogió de la mano y me arrastró sonriendo hacia la cama. “Ven, túmbate y cuéntame, voy a pedir que nos suban el desayuno. ¿Te parece bien?” Nuevamente asentí con la cabeza y me extendí a mis anchas.
Mientras desayunamos me contó sus últimos días en el continente y que había cambiado la reserva del hotel para así poder estar juntas, aunque ella se quedaría unos días mas. A mi me gusta viajar sola, pero dados los acontecimientos, tal vez era mejor así, tener alguien que me valiera de pretexto para no pasar tiempo con Enrique.
Nuevamente me tiré en la cama y ella se acostó a mi lado. Me pidió que le contara porqué estaba con tan mala cara y me derrumbé. Comencé a llorar y hablar al mismo tiempo, me abrazó y me dijo que me desahogara y que ya hablaríamos.
Me acariciaba el pelo y la espalda y de vez en cuanto me apretaba contra sí, produciéndome una rara sensación, me calmaba, pero también me inquietaba. Una vez desagotado el manantial de lágrimas, comencé a contarle mi calentón con Enrique, que me mojaba sólo con verlo, que las bragas quedaban empapadas de tantos jugos que me hacía derramar, que el sexo había sido un desastre para mi, que no me había hecho gozar y que hoy por la mañana ni siquiera había logrado penetrarme, que solo me puso la punta de la polla porque mi coño no se calentó ni una gota, nada.
Ella se rió y me dijo que padecía vaginismo, que podría deberse a muchas causas, pero tal vez fuera por temor a que me lastimara por tener la verga tan grande, pero si él me gustaba, lo mas lógico es que fuera esa la razón, que solo necesitaba relajarme. “Quítate la ropa, te voy a hacer unos masajes y quedarás como nueva para el encuentro de esta noche”.
Simplemente obedecí, quedé boca abajo en su cama solo con las braguitas, estaba con los ojos cerrados dispuesta a dejarme llevar. Comenzó por la espalda, esparciendo un aceite que olía muy bien, masajeando de arriba a abajo. Luego de un rato comenzó a cambiar los movimientos, cuando bajaba las manos desde los hombros, recorría mis axilas y rozaba mis pechos, volvía a mi espalda y continuaba bajando hasta introducir sus manos bajo las bragas, acariciando mi trasero.
Estaba tan a gusto... sentía una relajación profunda mezclada con placeres nuevos. Supongo que como no protesté por estos toques eróticos, continuó intensificándolos, deteniéndose mucho más en mi culo, haciendo pequeños círculos y metiendo suavemente la punta de sus dedos entre mis nalgas.
Me giró y derramó mas aceite perfumado sobre mis pechos y comenzó a acariciarlos, erizando mi pezones. Colocó aceite en los brazos y me unió las manos bajo la cabeza. Se montó sobre mi para recorrerlos, al notar su suave piel, levanté la cabeza para mirarla y se detuvo. No se en qué momento ella había quedado en ropa interior.
Eché nuevamente la cabeza hacia atrás y cerré los ojos. Siguió con el masaje, sentía un sofoco diferente, no se me quitaba la imagen de sus lindas tetas, con los pezones morenos bien parados que se traslucían bajo la tela del sujetador. Creo que percibió mi confusión, porque continuó recorriendo mi cuerpo con mas suavidad, con mas morbo, creándome mas expectativas, me acarició las piernas y descubrió mis puntos débiles, las rodillas, el hueco detrás de ellas, los tobillos, los dedos de los pies.
Al escuchar los gemidos que me provocaba, derramó mas aceite en mis pies y continuó tocándolos, mas que un masaje, sentía la mejor caricia erotizante del mundo. En todo momento había evitado tocar directamente mi sexo, fue su mejor estrategia, hizo que me fuera mojando poco a poco sin que ni siquiera yo lo notara, otra vez tenía los labios relajados, mi vulva abierta.

viernes, 27 de agosto de 2010

La curiosidad mató al gato


Hoy os dejo un relato de mi cosecha. Mi primera intención fue la de crear un relato muy breve y erótico, pero a veces los personajes cobran vida en nuestra cabeza y así fue como llegó a convertirse un poco al género de la novela negra con toques eróticos.
Ya son pocas las esperanzas que me quedan de que se atrevan a opinar, pero de todas formas, como sé que me leéis, por los mensajes privados que me enviáis, os lo dedico con mucho cariño y os deseo un buen fin de semana. 


Desde la oficina del director, donde me asignaron las tareas y me advirtieron que no podía hablar con el resto del personal, se veía la planta de los “trabajadores” como una cuadrícula, decenas de casillas minúsculas, cada una con un autómata frente a un ordenador.
Un día mas tengo que cumplir mi penitencia, pagar mis pecados.
Debo cumplir ocho horas de trabajo corriente, repetitivo, sin hablar con nadie, de manera anónima, mezclada con el resto de ratas de laboratorio que aprietan los botones adecuados para recibir su quesito a fin de mes.
Camino por el largo pasillo iluminado con fluorescentes hacia mi cubículo, a mi celda de castigo, pero al llegar a la mitad, reduzco mis pasos, como cada día, aunque hoy es diferente, porque al mirar hacia la izquierda en el próximo despacho, encontraré una mesa vacía y un ordenador apagado, en vez de una oficina con papeles esparcidos por todos lados, no escucharé el sonido de una silla que se desplaza al escuchar mis tacones, no veré una cara de ángel, con su cabello canoso y su sonrisa de par en par.
Sabía que esto podía suceder, todo por no respetar las reglas, “las reglas están para quebrantarse” dijiste y yo no hice caso a mi intuición y te seguí el juego.
Y ahora...me había quedado sola.
Mi primer día de trabajo, al encender el ordenador y conectar el programa de chat interno, la ventana parpadeó, al abrirla me encontré con un emoticono y un saludo de bienvenida. Respondí amable pero cortante, pero al día siguiente sucedió lo mismo.
Al principio todo fue muy formal, “Buenos días, sea usted saludada” y yo también enviaba un saludo formal, hasta que las cosas se fueron haciendo descaradas, nos embarcamos en un juego cada vez mas íntimo, mas sensual, erótico.
Nos enviábamos acertijos, el ganador recibía un fragmento de una foto, para armar a modo de rompecabezas. Cada uno por su lado nos habíamos hecho una fotografía desnudos e íbamos entregando una parte al otro si resolvía el acertijo.
El premio por completar el puzzle, era un encuentro bajo las condiciones de quien lograra recomponer la foto con todas sus partes en el menor tiempo posible.
Cuando ambos llevábamos montado una pierna, o un trozo del brazo, un poco de cabellera, mas o menos después de diez acertijos, ya no podíamos soportarlo mas. Nunca habíamos hablado, casi ni nos habíamos mirado, no conocíamos detalles de nuestras caras, de nuestros cuerpos, solo una mirada fugaz por la mañana, pero a pesar de eso, nos moríamos por tocarnos, por sentir la piel del otro, por paladear los sabores mas íntimos, teníamos el morbo exacerbado.
Por la noche, nos consolábamos solitariamente en la cama para poder dormir, y ambos despertábamos en cada punta de la ciudad con verdaderos sueños húmedos.
Nunca había disfrutado tanto masturbándome como entonces, antes lo hacía lo más rápido posible, para calmar mis ansias y poder pasar a otra cosa, pero pensando en él, lo hacía lentamente, recorriendo mi cuerpo, pellizcando mis pezones, acariciando mi labios vaginales, torturándome a mi misma hasta que introducía los dedos en mi cavidad, con su cara presente bajo mis párpados cerrados.
Retrasaba el momento del orgasmo, me imaginaba que me decía cosas que debía hacer, era como si estuviera realmente en mi habitación, a los pies de la cama, sentado cómodamente en mi sillón preferido donde me gusta leer, mi lámpara de pie lanzando un halo de luz directamente a su entrepierna, iluminando cómo se tocaba, primero discretamente, solo acariciando la punta de su pene, y luego de forma descarada, recorriendo con un par de dedos todo el largo de enorme polla.
Llegando a ese punto no me contenía mas y me dejaba llevar por la corriente del placer y notaba como todo mi cuerpo y mi vagina se estremecían en un gran orgasmo. Pero esto estaba en mi imaginación, ¡a saber como la tendría!
Sin planificarlo, se presentó la oportunidad de comprobarlo antes del tiempo que habíamos estipulado, sin haber repasado las reglas minuciosamente, antes de que completáramos el puzzle.
Nos encontramos en los servicios, una puerta lleva a un espacio común con espejos y lavamanos y desde allí se abren dos mas con los típicos dibujos de chico y chica. Estaba secándome las manos y cuando él entró nos quedamos totalmente sorprendidos. En silencio me hizo señas hacia el baño de las chicas y yo asentí, sabiendo que dentro no había nadie.
Levantó mi falda, bajó mis bragas y colocó su cabeza entre mis nalgas, lamiendo ferozmente mi sexo que se había mojado rápidamente, mientras que bajaba su cremallera y su boxer y se preparaba para penetrarme sin mas tardanza. Era tanto el deseo acumulado, que en un par de minutos ambos al unísono gritamos el mejor polvo rápido de la historia, mordiéndonos los labios para no ser oídos.
Salí rápidamente del baño, no había nadie y le hice señas para que él también saliera y desaparecí. Habíamos quebrantado las normas, esto iba a traer consecuencias y no necesariamente agradables. Fui a mi despacho, apagué el ordenador, cogí mi bolso y salí del edificio como alma que lleva el diablo, a pesar de que faltaban algunas horas para terminar mi jornada laboral.
Al día siguiente, caminé lo mas silenciosa que pude, pero me escuchó y se giró como cada día, con su sonrisa, con una mirada mas luminosa y mas cómplice, mas morbosa.
Apenas encendido el ordenador, una cataratas de letras llegaban a mi monitor, preguntas, preguntas y mas preguntas: “¿porqué te fuiste?” “¿vamos al baño dentro de quince minutos?” “Te veo demasiado seria ¿estás bien?” “¿Lo pasaste mal ayer?” “Quería llamarte pero no me has dado tu número”.... miraba como se cubría la ventana de palabras y no atinaba a hacer nada. Cuando se detuvo, comencé a escribir yo: “Es mejor que cortemos aquí. La indiscreción de ayer nos puede costar muy caro a ambos. Ahora no puedo hablar mas.”
Cerré la ventana del chat y segundos después una secretaria entró en mi espacio de trabajo diciendo que debía presentarme urgentemente en el despacho del director.
Pasé gran parte de la mañana reunida, salí de la gran oficina con ganas de refrescarme y fui a por mi bolso. Al abrirlo en el baño me encontré una nota diciendo que me esperaba a las seis y media de la tarde en la esquina de Rúa Hermanos Villar y Rúa San Miguel.
Estaba loco, en pleno centro de la ciudad, a pocos metros de la entrada de un hotel, me cogí del secamanos para no caer, este chico había perdido la cabeza.
Volví a mi sitio y le escribí: “no me esperes, no voy a ir, no me busques mas”. La tarde pasó lentamente, no podía concentrarme, sabía que sentado a mis espaldas, del otro lado del pasillo, estaba él, en el reflejo de mi ordenador podía ver su espalda, una espalda que me moría por acariciar, una espalda ancha, musculosa, con unos brazos fuertes que me habían sostenido mientras me penetraba con vehemencia, con pasión.
Llegó la hora de marchar. Esperé a que saliera, hice tiempo para no tener que encontrarlo en el ascensor o en la recepción. Bajé al parking y ahí estaba, junto a mi coche. “¿Qué haces aquí?” Le pregunté y solo dijo: “Tengo que verte, necesito hacerte el amor, no quiero un polvo rápido en el baño, por favor coge mi número de teléfono, llámame”. Se subió a su coche y se marchó, abrí el mio y me senté frente al volante sin creer lo que me estaba pasando, mis ojos miraban sin ver la tarjeta que tenía en la mano.
Si sucumbía a la tentación y lo llamaba, podía estar en peligro, él, incluso yo. Ya estaba siendo castigada por anteriores indiscreciones. Decidí salir de la ciudad, apretar al máximo el acelerador y alejarme por un rato.
Ya en la carretera, con el aire agitando mis cabellos, al mirar por el retrovisor, veo su coche siguiéndome de cerca. Señalicé para aparcar en el arcén, se detuvo detrás de mi. Bajé hecha una furia y su sonrisa desapareció. “No te enfades, venga, busquemos un sitio donde poder quitarnos la ropa, atrévete a disfrutar de tu cuerpo, déjame que te haga gozar, sé que puedo hacerlo como nadie lo ha hecho antes”
Un sonido nos llamó la atención y ambos quedamos petrificados al ver un tercer coche, detenido a pocos metros de nosotros. Bajó alguien de la parte delantera que me indicó que le siguiera, me abrió la puerta trasera y una vez que estaba dentro la cerró.
Caminó de regreso hacia él y le dijo: “la curiosidad mató al gato, si se hubiera limitado a disfrutar de la mujer del jefe en el baño o con los juegos de adivinanzas... pero no, quería mas, tenía que saber quien era, pues ella es la responsable de que mañana no tenga que presentarse a trabajar, pase a recoger su finiquito”

jueves, 26 de agosto de 2010

Sexo en el Caribe (Parte VII)


Tanto deseo acumulado desde hacía un par de días, tanto preámbulo, para que me quedara con la sensación de poco menos haber sido violada. Mientras me duchaba escuché que alguien abría la puerta, me giré y a través de la cortina puede ver a Enrique con un vaso de café, apoyado en la puerta del baño, observándome con una sonrisa.
Como cada día, se levantaba al amanecer, salía a correr por la playa y luego una hora de gimnasio, ese cuerpo no se mantenía en ese estado espectacular solo con desearlo. Antes de regresar al piso, pasó por la cafetería pensando en mi vicio por el café, entre otros, aunque de sexo no podía opinar, porque no me dio la oportunidad de demostrar ninguna habilidad.
Sonreía como el hombre mas feliz del planeta mirando a su enamorada, y yo pensaba “pedazo de cabrón, no tienes ni pajolera idea de lo que es hacer gozar a una mujer ni cómo provocarle un orgasmo”, pero detectar miradas asesinas tampoco era su fuerte.
Cerré el solitario grifo y avancé un par de pasos desesperados hacia el café, como un adicto que pilla su primera dosis del día. Con las manos liberadas, comenzó a desvestirse y a empujarme nuevamente hacia la ducha. En fracción de segundos estaba empalmado, solo con contemplar mi cuerpo desnudo y mojado por fuera. Cuando quise darme cuenta estaba intentando penetrarme sin previo calentamiento.
Esta vez no sentí ningún placer, solo dolor. Mentalmente estaba un poco excitada, no todos los días me encuentro frente a un adonis negro con tremendo pene enhiesto. Como cualquier mujer, cuando me excito sexualmente, experimento una relajación de los músculos vaginales, voy sintiendo un calor profundo, y aunque suene realmente cursi, me imagino como una flor, como pétalos que se abren a los primeros rayos de sol, y desde los que caen como gotas de rocío los deliciosos jugos que hidratan el camino, y que pequeños espasmos segregan mi miel.
Esto no era lo que me estaba ocurriendo precisamente, no estaba siendo satisfactorio. Mi cuerpo respondía involuntariamente contrayéndose, imposibilitando que su verga entrara en mi. Tenía la certeza de que no lograría hacerme gozar, no había conexión de mi mente a mi cuerpo.
Lo estaba rechazando, sin que una palabra brotara de mis labios, ningún gesto de mi mano le indicó que se detuviera. Introdujo parte de su polla y comenzó a moverse dentro de mi. Notaba que estaba gozando como un loco y yo solo quería que acabara de una buena vez.
Poco tiempo fue suficiente para que echara su polvo mañanero y estar en condiciones de irse relajado a atender sus “negocios”. Al menos eso creía yo. Deseaba desaparecer de ese piso sórdido y agobiante, de esa atmósfera opresiva. Tardó una eternidad de bañarse, untar su cuerpo con aceite para bebé, (el secreto de la suavidad de su piel), vestirse y perfumarse. Al menos tenía la costumbre de afeitarse la cabeza, porque si debía dedicarle tiempo al cabello, me daban las uvas. Cuanto mas tardaba en acicalarse, mas ansiedad tenía yo, pero él no lo notaba, hablaba sin parar, con esa cadencia dulzona, cortando el final de las palabras.
Al fin salimos, pero el paisaje que me rodeaba no era mucho mejor, todo tenía un color triste, no parecía que estuviera en el caribe, ¿dónde estaban las casitas de madera de vivos colores? ¿dónde estaban los amantes bien dotados y atentos y dispuestos a dar placer? Mas que una fantasía hecha realidad parecía estar viviendo una pesadilla.
Subí a la moto, seguía sin pronunciar palabra, y Enrique seguía hablando y hablando. Cogió la carretera y vi a lo lejos la zona de los hoteles que se recortaba en el cielo. El aire y esa visión calmó un poco mis nervios. No llegaba mas el momento de cerrar la puerta de mi habitación y refugiarme en ella. Cuando se detuvo frente a donde estaba alojada, salté al suelo, le di un beso rápido y me alejé, mientras caminaba oí que me decía que hablábamos por la tarde, pero ni siquiera me giré para mirarlo.

miércoles, 25 de agosto de 2010

Preservativos o condones


Hoy os dejo unos enlaces, con la intención de haceros reír y recordaros lo importante que es cuidarse, en primer lugar, a uno mismo.
Tulipán


Imágenes dedicadas a "anónimo" que se atrevió a dejar un comentario, y no hago ninguna alusión a la zoofilia eh!


martes, 24 de agosto de 2010

Body Paint o como ponerse cachondos


Sin lugar a dudas, el cuerpo humano fue el primer soporte para la pintura, nuestros antepasados deben haber pensado que su piel quedaría mucho más atractiva, o más terrorífica, si la cubrían con símbolos y pigmentos. El hombre prehistórico primero pintó su cuerpo y luego se vistió.
Desde el principio de los tiempos la humanidad se ha pintado para afirmar su identidad y la pertenencia a un grupo, para mimetizarse con el entorno, para intimidar al enemigo, usó el camuflaje para la guerra o la caza, o simplemente la pintura para divertirse.
Las primeras civilizaciones utilizaron elementos de la naturaleza: la tierra colorada, arcillosa, el carbón de la madera, la sangre de los animales o cenizas.
Casi todas las tribus aborígenes usan pintura corporal durante diversas ceremonias, incluso en nuestro siglo, realizan dibujos a través de los cuales transmiten diferentes sensaciones y mensajes.
En Egipto, África, Oriente y Asia desde hace miles de años dibujan con henna, que se obtiene machacando las hojas secas y de color dorado de una planta, cuyo resultado es un tinte con tonos desde anaranjados hasta el negro. Su aplicación en la piel tiene una duración de varias semanas.
Con el correr de los tiempos, la costumbre de decorarse la propia anatomía quedó restringida al campo de la cosmética facial, pero hay una disciplina que intenta recuperar la magia transformadora de aquellas primeras experiencias, el Body Painting, que emplea medios más sofisticados que los de nuestros ancestros.
Se utilizan productos de maquillaje artístico profesional, pinturas lavables de base acuosa u oleosa y se aplica con aerógrafo, instrumento que vaporiza la pintura acelerando el tiempo de realización.
Desde su utilización como arte creativo y publicitario para eventos y pasarelas, donde se convierte el cuerpo en una forma de expresión artística, se puede llevar hacia un terreno más íntimo, al sexual y erótico, aunque no es un nuevo descubrimiento, ya que durante los años sesenta los hippies re-descubrieron la pintura corporal y proclamaron la libertad de pintarse como una manera de explorar el cuerpo de la pareja.
Muchos se quejan que su vida sexual es una rutina, a quienes buscan como romperla pero no se les ocurre nada, tal vez puedan plantearse un juego que consiste en pintarse mutuamente la piel, como una manera diferente de explorar el cuerpo de su pareja al mejor estilo hippy.
Ponerse en marcha en pro de esta aventura requiere de pinturas de colores que no sean tóxicas, específicamente para la piel, que sean lavables; pinceles suaves o esponjas, aunque la forma mas divertida es utilizando las manos y los dedos, y por último acondicionar el atelier de los artistas, o lo que es lo mismo, cubrir el suelo o la cama con algo que no os importe manchar.
Debéis tener cuidado con determinadas partes del cuerpo, no deben pintarse zonas mucosas, como el glande, la vulva, los ojos o la boca, en lugar de pintura podéis usar lápices de labios.
Un buen lugar para realizar este juego es el baño, cuando los artistas estén demasiado excitados o no quede ningún espacio libre en el lienzo, podéis poner punto final haciendo el amor bajo la ducha o en la bañera.
No sucede nada si la pintura artística no es vuestro fuerte, no hay que preocuparse por el tema de la obra, hay que dejar volar la imaginación, aunque los principiantes pueden optar por algo abstracto.
Empezad con zonas pequeñas, podéis elegir una que sabéis que es especialmente erógena para vuestra pareja, también podéis cubrir grandes zonas utilizando las manos, masajeando y acariciando sensualmente.
Siempre es divertido aprovechar los contornos del cuerpo. Por ejemplo, los senos pueden ser montañas que forman parte de un paisaje, la llanura es el abdomen y al final, un bosque, poco o muy frondoso, dependiendo si tenemos el pubis depilado o no. El pene puede ser una nariz o una serpiente que forme parte del árbol del bien y del mal.
También puede hacerse una cara utilizando los pezones como ojos y el ombligo como boca, o usar los pezones como el centro de una flor y pintar los pétalos saliendo de ellos.
La mayoría de las parejas prefieren pintar la parte delantera del compañero, resulta igual de divertido hacerlo que ver como te lo hacen, se puede jugar a poner bocadillos del tipo "para lamer" o "para morder" o cosas mas picantes que se os ocurra.
Pintar y ser pintado es por si misma una situación muy placentera, independientemente del resultado final. Os dejo unas fotos, pero no son las típicas tías cachondas que todos conocemos. Pinchar en
Picasa BodyPaint

domingo, 22 de agosto de 2010

Fornicar


¿Usáis esta palabra? ¿Os gusta mas decir “Follar”? Supongo que mas allá de gustos y costumbres, dependerá de la situación en que nos encontremos. “Follar” me suena a calentón que debe saciarse lo mas pronto posible, en cambio “Fornicar” me suena a emprender algo mas elaborado, con toques prohibidos. Al investigar un poco comprendí porqué tenía esa impresión.
Analizando la etimología de la palabra, fornicación proviene del latín: fornicari, que significa "tener relaciones sexuales con una prostituta", que a su vez deriva de: fornice, que significa curvatura inferior de un arco, ya que bajo las bóvedas de los puentes y callejones era donde se podían contratar los servicios de las prostitutas romanas.
Se conoce como fornicación a la relación sexual a cambio de dinero.
También se dice que Fornicar era la voz que daba la aristocracia romana en las termas, para que al calor del abovedado se celebraran sus orgías tras el baño.
Os dejo una imagen sugerente de unos baños termales, en cuanto a las orgías, os pido que utilicéis vuestra imaginación, que no se trata de daros todo hecho...

jueves, 19 de agosto de 2010

Locales de sexo de Japón (III)


Tal como prometí, aqui os dejo mas cosillas de los hábitos sexuales japoneses..

Enjo Kosai, o "Citas por compensación"
No es extraño que a los señores mayores les guste la carne prieta de las jovencitas, pero en la cultura occidental está muy mal visto. Si dicho señor tiene dinero, todos pensarán que la chica se quiere quedar con su fortuna, y si no tiene un duro, el mundo pensará que es un viejo degenerado que está abusando de una chica. Pero en oriente todo es diferente.
Enjo Kosai es como se denomina a la citas entre hombres maduros y colegialas. Las chicas quedan simplemente para pasear juntos, aunque hay casos en que se llega a tener sexo. Esta práctica está muy extendida entre las chicas mayores de 12 años que utilizan el Enjo Kosai para obtener dinero extra para salir con las amigas o darse caprichos caros.

Burusera
Es un tipo de tiendas donde las jóvenes japonesas venden su ropa interior usada y los fetichistas las compran. Sacarán un importe más “jugoso” cuanto más “usada” se encuentre la braga, no se si me he explicado con suficiente claridad.
El nombre viende de "Buru", que significa bragas y "sera" que significa marinero, en referencia al uniforme de las escolares japonesas. Esta práctica se aplica tanto a la ropa interior como a los propios uniformes de colegiala.
La ropa interior va empaquetada al vacío, para que las secreciones vaginales se concentren y no se pierda su poder erotizante. Luego se puede guardar en cajas para preservar el estado original de la prenda y en algunas tiendas se pueden encontrar empaquetadas con la fotografía de la propietaria, habitualmente con el uniforme del colegio.
Esta práctica está tan extendida que incluso existieron máquinas expendedoras de ropa interior usada que se pueden encontrar por cualquier punto de la ciudad.
Muchas colegialas hacen esto para poder pagarse sus caprichos y poder acceder a ropa de marca, aparentemente no les afecta el uso que le dará el comprador a sus manchadas bragas.
Una variante de esta práctica se denomina "Namasera". Nama significa fresco y consiste en que la chica que vende la ropa interior se la quita directamente delante del cliente. Aunque está mejor pagado, muchas chicas prefieren el clásico Burusera porque es anónimo.

Pantsu Getta
Es el juego de moda desde hace bastante tiempo. Comienza cuando una mujer, generalmente una colegiala, publica un mensaje en un foro anunciando que ocultó su ropa interior usada en una determinada zona de la ciudad.
Los interesados deberán buscar la prenda en la calle, se pondrán en contacto con ella para pedir pistas y detalles a través de Internet. El juego concluye cuando el afortunado comunica en el mismo foro que ha encontrado la braga, y deberá dar una serie de detalles que solo la propietaria conozca para que no quede duda que se trata de la prenda en cuestión y además debe hacerlo para que el resto de participantes no sigan buscándola.
Host Club
Son una especie de bares donde las mujeres pagan por la compañía de chicos jóvenes y apuestos. Generalmente en la parte exterior de los locales hay carteles con fotos de los chicos que pueden servir de anfitriones en dicho local, pero dentro las clientas disponen de catálogos mas detallados.
Estos chicos suelen ser veinteañeros y cumplirán las funciones de acompañantes, las entretienen, beben y charlan con ellas, y en algunos casos también practican sexo. Este tipo de locales es tan común que se produjo y emitió en Japón una serie de televisión llamada Yaoh, basada en las aventuras de un Host Club
Estos clubes son los equivalentes para público femenino de los Kyabakura o Sekushii Kyabakura que se describieron en la primera entrega.



Love Hotels
Como todo en Japón, los moteles no pueden ser comunes ni corrientes. Se ha desarrollado la industria hotelera dirigida a los amantes fugaces, de tal manera que, se han diseñado habitaciones temáticas y totalmente equipadas con el objetivo hacer realidad durante un par de horas las fantasías mas locas mientras se practica sexo.
Se pueden alquilan por horas o por una noche, cuentan con una especie contador a modo de taxímetro que te indica el tiempo trascurrido desde que has entrado en la habitación.
Otra de las características de los Love Hotels es la discreción que ofrecen a los clientes. Normalmente no hay que pasar por una recepción y el párking es interior y cerrado. Al entrar con tu coche al establecimiento, encontrarás un panel con fotos o videos de las habitaciones disponibles, una vez seleccionada la de tu preferencia, te diriges hacia ella y encontrarás una plaza de aparcamiento individual que se cierra automáticamente al entrar, dejándote a salvo de las miradas indiscretas, con total libertad para bajar del coche y entrar a tus aposentos.
La mayor parte de los clientes son parejas que buscan un lugar para dejar volar sus fantasías, no sólo entre parejas de jóvenes enamorados, sino incluso entre matrimonios, aunque también los frecuentan prostitutas con sus clientes y turistas que se sienten atraídos por los diseños de las habitaciones temáticas.


Os dejo un link a Youtube (pinchar en Love Hotels) y a Picasa (pinchar en fotos Love Hotel)