De sexo se habla y se escribe mucho, mas de lo que se practica.
Esto no es una guía para practicar mas, pero puede ser que mis experiencias
te hagan sonreír, sonrojar o te ayuden a conocer mas sobre el tema, buscarle
nuevos puntos de vista, o aprender juntos sobre sexo, erotismo y placer.

viernes, 30 de julio de 2010

Esta noche me toca a mí


Se acerca el fin de semana y la inquietud se apodera de mi. Te debo una sesión completa, me lo prometí la otra noche cuando lograste transportarme de manera inesperada a otro universo, a ese que solo nosotros conocemos, la cumbre máxima que juntos exploramos y desde la que nos detenemos a contemplar el mundo, sumidos en un placer misterioso, sintiéndonos seres de una especie mas evolucionada, que conocen los mecanismos para sintonizar cada terminal sensorial con la del otro y pueden mantenerse inmersos en ese estado a voluntad.
Cuando acabe esta semana de locura y llegue la noche, iremos a nuestro refugio y luego de beber una copa de buen vino, será mi turno para iniciar el ritual.
Mentalmente me adelanto a mis manos que recorrerán tu suave piel, disfruto al imaginarme contando tus infinitos lunares con la punta de mi lengua, hasta que mi saliva reclame otros jugos, que manan de ti anticipando la explosión final, que ocurrirá muchísimo tiempo después de iniciado el juego.
Contigo todo es placer, desde la provocación de mi mirada al verte atravesar la puerta, a la ceremonia de servir tu copa, desde los gestos mas simples hasta la contemplación de tus reacciones a mis caricias, y el toque final, escucharte gemir de satisfacción.
Me gusta como te entregas, como te rindes sin luchar, como quedas indefenso ante mis embrujos. Me gusta como te hago gozar.
Es por ello que inspeccionaré cada rincón de tu cuerpo, un cuerpo del que conozco cada punto débil a mis encantos, pero siempre es un desafío encontrar nuevas zonas erógenas.
Utilizaré todas mis armas, palparte con las yemas de los dedos, juguetear con las uñas, mordisquearte, pellizcarte suavemente, darte besos profundos, iniciar travesías de larga distancia que te recorran con mi lengua y se interrumpan en un momento y sitio inesperado, o mejor dicho, se detenga antes de llegar al lugar donde mas ansiabas que se detuviera.
Emplearé cada una y la combinación de todas, hasta que tu miembro palpite de tal forma que tema perder su agitación final dentro de mi cuerpo.
Cuando logre ese estado de expectación, será momento de acercar mi sexo al tuyo, tomar tu miembro con ambas manos, darle un último beso profundo y húmedo, pasar la lengua por las venas de tu glande, ubicarme sobre ti y dirigirte brevemente para que te introduzcas en mi.
Si hasta el momento había gozado viendo el placer que te provocaba, mas gozaré sintiendo tu pasión dentro de mi.
Mezcla de sensaciones, siento que te poseo, que todas tus fibras me corresponden, me siento poderosa al estar sobre ti.
Me moveré suavemente, con maestría. Intentarás tocar mis pechos, pero te detendré, posaré mis manos sobre las tuyas en la almohada y acercaré mis pezones a tu boca, solo te permitiré un breve roce. Seguiré moviéndome, de tal manera que cada centímetro de tu miembro entre en contacto con cada una de mis células y cada gota de mi jugo. Incrementaré la intensidad hasta que logre arrancar de lo mas profundo de tu ser, la mas perfecta y grandiosa eyaculación de tu vida.
Falta poco, solo unas horas para poner en práctica mis habilidades. Te lo debo.

F.U.C.K.


¿Curiosidad histórica o leyenda urbana? Luego de navegar mucho tiempo persiguiendo una fuente fiable que confirme la veracidad de este tema y sin poder conseguirlo, paso a contarles el origen de la palabra FUCK, que tantas veces utilizamos para parecer mas sofisticados, en lugar de usar su versión en castellano.
En la antigua Inglaterra (no sé que tan antigua), la gente no podía tener sexo sin contar con el consentimiento del Rey (no sé cuál de los reyes), salvo que se tratara de un miembro de la familia real.
Cuando la gente plebeya quería tener un hijo, debían solicitar un permiso al monarca, quien les entregaba una placa que debían colgar fuera de su puerta mientras tenían relaciones. La placa decía “Fornication Under Consent of the King” (F.U.C.K.)

Otra curiosidad:
Sobre penes: ¿sabía usted que en Grecia los penes pequeños y firmes eran admirados, mientras que los grandes eran considerados poco estéticos?

miércoles, 28 de julio de 2010

Las Geisha ¿prostitutas de lujo? (II)


En la primera parte del artículo me dediqué a desmitificar a las Geisha como imagen sexual representativa de Japón, ya que estas profesionales no se dedican al sexo como parte de su oficio, a pesar de la cantidad de hombres que conozco (y alguna mujer que no lo confiesa), que tienen la fantasía de ser atendidos por una de ellas, tener a su disposición una mujer educada y complaciente de todos sus caprichos.
Personalmente considero a las Geisha como modelo de sensualidad, por su delicadeza, su aire misterioso, su aspecto exótico y este es mi pequeño homenaje, hablar de ellas

Con el nombre de Geisha se conoce a las mujeres que se dedican al entretenimiento, artistas tradicionales japonesas que fueron educadas desde la infancia en diversas artes como la danza, la música, la narración, la caligrafía, el ikebana o arreglo floral, entre otras.
Son mujeres con un gran conocimiento y un profundo dominio de las artes tradicionales japonesas.
La palabra se compone de dos raíces japonesas, Gei, que quiere decir arte, habilidad y sha que significa "persona" o "actor". La traducción más literal de la palabra "Geisha" sería por tanto la de "artista"
Geisha es un nombre propio, y como todos los nombres japoneses, no existen variantes de la palabra en singular o plural.
La concepción de Gheisa como dama de compañía o prostituta refinada, está muy extendida en occidente, sin embargo, esto no se ciñe estrictamente a la naturaleza de las Gheisa niponas, parecen mujeres propensas al "coqueteo", pero realmente son recatadas e inocentes.
El trabajo de una Geisha consiste en entretener a los clientes con su dominio de las artes y la conversación, deberá poder hablar con sus clientes de absolutamente cualquier asunto, desde política e historia, hasta chistes y bromas. Pero lo verdaderamente especial es que sabe ver cuál es el estado de ánimo de sus clientes y según el ambiente del banquete, actúa relajando o animando la velada y haciendo que todos los invitados pasen un rato agradable.
Todo esto es posible porque las Geisha dedican una gran parte de su tiempo a estudiar y perfeccionar sus aptitudes artísticas. Cuanto mas edad tenga la Geisha, mejor será en el ejercicio de su profesión, porque su maestría en las artes será mayor y porque poseerá un conocimiento mas profundo del mundo, lo que le proporcionará mejores dotes conversacionales.
Tradicionalmente, comenzaban su entrenamiento a edad temprana, incluso algunas niñas eran vendidas a casas de Geisha ( "okiya"), práctica común entre las familias pobres y sin recursos. También las hijas de las Geisha solían ser educadas como tales.
Las aprendices de Geisha, denominadas maiko, se educan con sus mentoras durante años y las siguen en todos sus compromisos. Esta relación es muy importante, ya que le enseñará las formas correctas de servir el té, los bailes, la conversación y a buscar el nombre nuevo con el que la maiko entrará a la vida profesional.
La primera mujer que se considera Geisha fue Kiku, de la zona de Fukagawa. Ella anunció su profesión en 1751 cuando ofreció su compañía como servicio al cliente.
Las Geisha fueron controladas por el gobierno de la época. El barrio de Yoshiwara estableció el primer Kemban u oficina de registro de Geisha. Se crearon normas, una de ellas fue que el Obi debía atarse a la espalda, no en la parte frontal como lo hacían las Oiran.
En el año 1870, las Geisha crearon el eslogan "Vendemos arte, no nuestros cuerpos". El Kemban estableció nuevas reglas, como que no estaba permitido que una Geisha se casara.
Se esperaba que la Geisha fuera una mujer soltera, sin pareja y aquellas que optaban por casarse debían retirarse de la profesión. Se permitía a las Geisha establecerse de cierto modo y que tuvieran un danna o cliente habitual, lógicamente un hombre rico, a veces casado, con los medios económicos necesarios para solventar los gastos relacionados a su estilo de vida.

Vestimenta, maquillaje y peinado

La vestimenta consta de varias capas de ropa interior, el peculiar Kimono y el Obi.
El kimono, es un traje de confección enteramente artesanal, hecho a la medida con hermosas sedas, que se pueden estampar o bordar y se suele tardar de 2 a 3 años en completar, debido a la complejidad de los diseños.
Los estampados más característicos son, en primavera, la flor de cerezo y el narciso; al principio del verano, la flor de hortensia; a partir de la mitad del verano, las flores octogonales llamadas campanillas; a principios de otoño, hierbas teñidas de naranja; a finales de otoño, hojas de árboles naranjas y por último, en invierno, la camelia.
Cada maiko y cada Geisha cuenta con una colección variada de Kimonos que usará respetando el color y diseño, según la estación del año y del evento al que están asistiendo.
También influye la edad de la Geisha, cuando son mayores, utilizan Kimonos mucho más discretos, con colores y formas más sutiles y sencillos, no tan llamativos.
El Kimono de la maiko cuenta con la característica de tener largas mangas, llegándole incluso hasta los talones, éstas se van acortando a medida que avanza en su aprendizaje.
El Obi es una prenda que se pone sobre el Kimono para mantenerlo ajustado al cuerpo. Es el cinturón que va desde la parte baja del pecho, un poco más abajo de los senos, y llega hasta la parte baja del abdomen. Además de su función decorativa, sirve para reforzar la espalda, y ayudar a mantener la postura que utilizan sentadas de rodillas, les sirve de soporte.
Esta banda de tela que se ciñe a la cintura, está ricamente bordada, incluso con hilo dorado, con innumerables motivos que elevan su precio hasta límites insospechados. Si la Geisha no puede permitírselo, se puede realizar uno caracterizado por tener el 60% de la tela bordada y el 40% de tela no decorada es la que queda escondida al enrollarse alrededor de la cintura.
El Obi de una maiko suele medir unos ocho metros y debe atarse con ayuda de otra persona al ser tan largo y el Obi de una Geisha puede tener unos cuatro metros de longitud y setenta centímetros de ancho.
Como calzado, se utilizan sandalias con suela de madera, llamadas Zori y en interiores solo llevan los tabi (calcetines tradicionales que separan el dedo pulgar del resto de los dedos para calzar la sandalia). En climas fríos utilizan zuecos de madera.
El maquillaje que los occidentales reconocemos como el de una Geisha es en realidad el tradicional de las maiko, que consta de una gruesa base de pintura blanca sobre la que destaca el lápiz de labios rojo y una línea negra alrededor de los ojos y las cejas para destacarlos.
Primero se aplica una sustancia de aceite, a continuación un polvo blanco de arroz que se mezcla con agua haciendo una pasta y extendiéndola con un pincel de bambú. El maquillaje blanco cubre la cara, el cuello y el pecho, con zonas sin maquillar, en la nuca, para acentuarla, sitio considerado tradicionalmente como erótico, dejando una línea de piel desnuda alrededor del nacimiento del pelo, que crea la ilusión de una máscara.
El peinado característico es un gran recogido con curvas exageradas que se hace en la parte trasera y los laterales de la cabeza. Debido al coste económico que representaba, las Geisha iban una vez a la semana al peluquero, y para no estropear su peinado, debían dormir en un omaku o makura, una especie de mueble de madera, unos reposaderos pequeños que llevan una pequeña almohada, donde se apoya la nuca. Para reforzar este hábito, sus mentores colocaban arroz alrededor de la base, si volvían la cabeza lateralmente, el arroz se pegaba al pelo y a la cara y tenían que volver a peinarse. Si al dormir lograban permanecer con la cabeza inmóvil, su peinado se mantenía perfecto y podía conservarse durante toda la semana.

martes, 27 de julio de 2010

Sexo en el Caribe (Parte III)


Les hago una nueva entrega de mi relato, los comentarios por vuestra parte hasta el momento han sido muy buenos, simplemente espero que lo disfruteis!!

Sexo en el Caribe (Parte III)
Dormí semidesnuda, boca abajo, con las sábanas apenas cubriendo mis piernas y mi culo respingón, con las cortinas un poco abiertas y agradecida del aire acondicionado. Al amanecer me desperté paulatinamente, resacosa, pero contemplando las que hasta el momento creía, eran las mejores vistas del mundo.
Dentro de los beneficios de ser huésped de un buen hotel está el desayuno. Me duché y bajé para saborearlo largamente. Me harté de frutas, zumos y bollería dulce como solo los colombianos saben hacer, además del café, pero ahora estaba en otra zona del país, las aventuras sexuales en los cafetales son otra historia.
Era tiempo de disfrutar del sol, pero debía defender mis curvas de su poder destructor y subí a mi habitación. Extendiendo crema protectora por cada centímetro de mi blanco cuerpo, habituado a la luz artificial y a jornadas interminables en la oficina, pensé en la noche anterior, en los riesgos innecesarios que corrí. Me puse el bañador y bajé con la intención de pasar página, tenía una semana por delante para vivir en el paraíso.
Al llegar a la arena y extender la toalla, comprendí que no me iba a ser tan fácil relajarme. Una gringa sola en la playa es un plato apetitoso para vendedores varios y para las negras que te peinan un montón de trenzas pequeñitas al estilo africano, las típicas que se hacen desde la raíz del cabello y que rematan con cuentas de colores.
La quinta vez que se me acercó alguien, levanté la mirada con un poco de fastidio, pero para mi sorpresa me encontré con la cara de mi pedazo de negro cachondo, en todo su esplendor y con un bañador minúsculo, develando en descanso lo que había palpado en su máxima excitación y no pude menos que exclamar para mis adentros un jo-der.
Confesó que me observaba desde hacía rato, pero que no se atrevía a acercarse. Reconoció que la pasada noche las cosas se salieron de cauce demasiado rápido y se disculpó. No podía ver sus ojos, se escondía detrás de unas gafas muy oscuras y caras. No sabía que decir, no nos conocíamos, tal vez su disculpa ocultase la intención suavizar las cosas, de que me relajara para poder echarme un polvo.
Como seguía en silencio, habló él. Me explicó que los isleños no tienen permitido entrar en ciertos hoteles acompañando a huéspedes solitarias. Normas del hotel, y lo comprendí. El propio gobierno o ministerio correspondiente fue capaz de establecer políticas para proteger a los turistas, que yo, en mi inconsciencia, ni siquiera había contemplado, la posibilidad de despertar al día siguiente sola, sin dinero ni pasaporte.
Me propuso vernos por la noche, mostrarme la otra isla, la que no está dentro del circuito turístico. A pesar de mis dudas, era una invitación apetecible, además, yo también quería echarle no uno, sino unos cuantos polvos. Seguía corriendo riesgos, seguía haciendo equilibrio en el filo de la navaja, pero al menos tomaría la precaución de pedirle su número de teléfono y dejarlo visible en la mesa de noche del hotel.
Apenas sonreí, pero eso fue suficiente para que se tumbara junto a mi en la toalla. Me besó muy suave, al principio apenas rozando mis labios, luego se hizo mas posesivo, su lengua recorría mi boca mas profundamente, simulando los movimientos de la penetración. Nos dimos unos morreos y se fue. Ni yo me lo podía creer, unos pocos minutos, un par de besos y le estaba haciendo la competencia a un Ferrari, de cero a cien km/h en tres segundos, me dejó empapada. ¿Cómo iba a soportar el trascurso del día con ese calentón? Debía meterme al mar para que la humedad de mi sexo, que casi desbordaba el biquini no corriera por mi piernas.
Al salir del agua noté algo diferente. Me sentía igual de observada, pero al mirar a mi alrededor nada llamó ni atención especialmente. No se si fue porque me vieron acompañada de un lugareño, pero la cuestión es que los vendedores me dejaron el paz y disfruté de la playa el resto de la mañana, paz exterior, claro, porque mi cabecita no paraba de recordar las sensaciones que me provocaba ese negro alegre y despreocupado y mi mente seguía enviando estímulos que hacían que mi vagina tuviera pequeños espasmos de placer.

domingo, 25 de julio de 2010

Parafilias


En mi post “Dogging” o “cancaneo”: practiquemos sexo al aire libre, hice mención a determinados prácticas, pertenecientes a lo que la Psiquiatría, Psicología y Sexología denominan Parafilia, incluso utilicé dicho término sin explicar qué es o en qué consiste.
Pido las disculpas del caso a quienes desde el anonimato, preguntaron el significado de dichas palabras, paso a reparar mi descuido comentado sus definiciones y también agradecer vuestro interés por el blog, por iniciar la exploración de los diversos caminos de la sexualidad y por elegir hacerlo junto a mi, espero no defraudarlos.

Muchos no saben exactamente que es una Parafilia, pero sin embargo tienen alguna idea, la asocian a conductas inadecuadas, a personas que tienen objetivos sexuales alejados de lo que consideran compatible con la “normalidad”. Generalmente “parafílico” es sinónimo de “pervertido” o “desviado”.

Una Parafilia (del griego pará: ‘al margen de’ y filía:amor’) es un patrón de comportamiento sexual en el que la fuente predominante de placer no se encuentra en la cópula. La imaginación o los actos inusuales o extravagantes son necesarios, reiterados y a veces excluyentes para conseguir la excitación sexual.
Se pueden definir las Parafilias como todo estado en el que la excitación y gratificación sexual de la persona depende exclusivamente de la fantasía recurrente o realización de un acto especial e insólito que se convierte en el foco principal de la conducta sexual.
Se utilizan formas de estimulación diversas, no sólo en los preámbulos, sino como finalidad en sí misma, comportamientos que implican la utilización de objetos, realización de actividades o recreación de situaciones poco habituales.
Alguna de las generalidades es la implicación de objetos no humanos, el sufrimiento o humillación propia o del compañero, la fantasía y la actividad con niños o personas que no consienten el acto.

Hay que hacer una distinción entre las fantasías parafílicas que se utilizan como estímulo de excitación sexual, de las conductas parafilicas en si mismas. Algunas fantasías parafilicas se pueden encontrar dentro de la
sexualidad común si se las practica esporádicamente o como juego precedente a la copulación y uno de los ejemplos mas comunes, es la excitación que les provoca a muchos hombres la contemplación de su pareja luciendo ropa interior sexy. Será Parafilia sólo cuando el individuo actúe sobre ellas, le afecten en exceso o sea la única forma de gratificación sexual.
Para que una conducta sea considerada parafílica debe practicarse y mantenerse al menos durante seis meses. Otra condición que debe cumplir es que tenga sus orígenes en la niñez o la pubertad, cuando se recibieran tempranos estímulos visuales, auditivos o táctiles de carácter sexual, y por no tener la madurez suficiente para procesarlas y por otras variadas razones, adquirieron un particular significado.
Los individuos somos muy complejos en la búsqueda de gratificación sexual, tenemos un abanico muy amplio de dónde elegir y muchas veces desconocemos cómo fue que adquirimos y seleccionamos el estímulo que nos procura placer, ni cual es el proceso mental que logra que algunas sensaciones prevalezcan sobre las demás.
Si ese estímulo sexual no es convencional, si se impone automáticamente, si provoca malestar al individuo y es de larga data, hablamos de Parafilia.
Las Parafilias se consideran inocuas salvo cuando están dirigidas a un objeto potencialmente peligroso o dañino para cualquiera de las personas involucradas en el acto sexual y cuando provocan un desorden en la capacidad de sentir y expresar afecto hacia otras personas.
La conducta sexual humana está llena de variaciones y connotaciones personales, en su gran mayoría respetables, salvo aquellas que atentan contra la libertad de las personas y crean alteraciones en la vida familiar, laboral y en la sociedad en general, especialmente por su carácter compulsivo.
Dentro de las Parafilias más comunes se encuentran:
Exhibicionismo
Fetichismo
Voyeurismo
Sadismo
Masoquismo
Zoofilia
Pedofilia
Frotteurismo

Hablaré de ellas con mas detenimiento en próximas entregas, y veremos si se sienten identificados con alguna de ellas, aunque sea en vuestras fantasías.

sábado, 24 de julio de 2010

Anoche me hiciste gozar


Anoche me hiciste gozar como hacía tiempo no lo hacías.
Cansados luego de un intenso día, nos fuimos a la cama con la intención de dormir, pero nuestro olor nos revolucionó las hormonas, el olor de nuestro sexo que el otro reconoce entre la multitud, el aroma profundo que ningún perfume artificial puede ocultar, que nuestras fibras íntimas detectan y activan el resto de sentidos, fue esa fragancia la que no nos dejó descansar.
Recorriste mi cuerpo con tus manos. Me cambiaste de posición, dejando mi espalda y mis nalgas a merced de tu boca, de tu lengua, de tu pene, que frotaste por cada centímetro de mi piel, haciéndome gemir de placer, relajándome, provocando que mi vagina se fuera humedeciendo cada vez mas, preparándose para recibir tu sexo duro y poderoso, ansioso por poseerme, por hacerme disfrutar.
Me giraste, acariciaste mi plano vientre, pellizcaste mis pezones, para tu propio placer, porque te gusta verlos morenos y enhiestos, porque disfrutas lamiéndolos largamente antes de penetrarme.
Cuando acercaste tu pene a mis labios húmedos, antes de introducirte en mi, me miraste a los ojos y tuviste la total seguridad que como tu, nadie me ha hecho gozar en esta vida.

miércoles, 21 de julio de 2010

Manual para hacer gozar a una mujer


El jardín perfumado” es un manual árabe sobre el arte del amor, escrito por el Jeque Nefzawi en Túnez, durante el Siglo XIV. El jeque árabe es considerado como uno de los maestros de la literatura erótica.
Este manual puede consultarse como guía de posiciones eróticas, con descripciones prácticas, relatos eróticos y consejos para desarrollar las relaciones de pareja. También se pueden encontrar advertencias sobre salud sexual y recetas para remediar enfermedades sexuales. Hace un listado de nombres para el pene y la vagina, tiene una sección de interpretación de los sueños, entremezclando todo con historias pensadas para dar contexto y hacerlo divertirlo.
Aquí os dejo uno de los extractos mas conocidos, referido a “todo lo que resulta favorable al coito”

Has de saber, ¡oh!, Visir (¡la misericordia de Dios sea contigo!), que si deseas experimentar una cópula agradable, que proporcione igual satisfacción y placer ambas partes, es necesario retozar con la mujer y excitarla mediante mordiscos, besos y caricias. Vuélcala sobre el lecho, unas veces sobre su espalda, otras sobre su vientre, hasta que veas que ha llegado el momento del placer. Excítala besando sus mejillas, chupando sus labios y mordisqueando sus senos. Besa su ombligo y sus muslos y apoya una mano provocativa sobre el pubis. Muerde sus brazos y no olvides ninguna parte de su cuerpo. Tómala estrechamente hasta que ella sienta tu amor, luego suspira y entrelaza tus piernas y brazos con los suyos.
Cuando veas los labios de una mujer temblar y enrojecerse, y languidecer sus ojos y hacerse sus suspiros más profundos, sabrás que desea copular. Éste es el momento para situarse entre sus muslos y penetrarla. Si has seguido mis consejos, ambos disfrutaréis de una cópula encantadora que dejará un recuerdo delicioso.
Por tanto, hombres, cuando hayáis conducido a la mujer a la condición favorable, introducid vuestro miembro, y si entonces os preocupáis por moveros de la manera adecuada, ella experimentará un placer que colmará todos sus deseos. No abandonéis todavía su pecho. Dejad que vuestros labios vaguen por sus mejillas y vuestra espada repose en su vaina. Tratad ardientemente de excitar su chupador (1) y así vuestro trabajo será dignamente coronado. Si gracias al favor del Todopoderoso, lográis el éxito, tened cuidado de no retirar vuestro miembro. Permitidle que permanezca y apure la copa del placer. Prestad atención y escuchad los suspiros y quejas y murmullos de la mujer, puesto que ellos atestiguarán la violencia del placer que le habéis procurado.
Alguien ha dicho: «Si deseas copular, coloca a la mujer sobre el suelo, abrázala estrechamente y pon tus labios sobre los suyos. Luego apriétala, chúpala, muérdela; besa su cuello, sus senos, su vientre y sus flancos; estrújala contra ti hasta que el deseo la debilite y, al verla en este estado, introduce tu miembro. Si obras de este modo, vuestro goce será simultáneo, y ése es el secreto del placer. Pero si olvidas este plan, la mujer no satisfará su deseo ni obtendrá goce alguno.»
Y cuando el cese del goce ponga fin a vuestros devaneos amorosos, no os levantéis bruscamente. Retirad vuestro miembro con circunspección, y permaneced con ella yaciendo sobre vuestro costado derecho en este lecho de placer. De este modo, todo saldrá bien, y no seréis como aquellos que montan a una mujer como lo haría un mulo, sin conceder atención a los principios del arte, retirándose y alejándose tan pronto como han eyaculado. Evitad un método tan burdo, que priva a la mujer de todo placer. Para resumir, incumbe al conocedor de la cópula no omitir ninguna de mis recomendaciones, puesto que de su observancia depende la felicidad de la mujer.
No bebas agua de lluvia inmediatamente después del coito. Es aconsejable descansar después del coito y no practicar ejercicios violentos.
Si deseas repetir el acto, perfúmate con dulces aromas y luego acércate a la mujer y alcanzarás un resultado feliz.

(1)Nota: el texto así se refiere a la vagina

martes, 20 de julio de 2010

Sexo en el Caribe (Parte II)




Después de recorrer un par de garitos de iguales características y de beber mucha agua para soportar tanto meneo, Enrique cogió un botella de ron y cruzamos la calle hacia la playa. Desinhibida y estimulada por tanto fregoteo y un poco de alcohol, pensarán que no hace falta que os cuente que pasó.
Todo parecía perfecto, una escena de “Novelas de Jazmín”, que la mayoría alguna vez hemos leído, aunque jamás lo confesemos, en nuestras épocas de adolescentes, donde todo nos provocaba, hasta la mas suave brisa nos ponía las hormonas a 100, sin saber cómo funcionaba nuestra sexualidad y buscando modos de canalizar y calmar esa ansiedad.
Sí, al parecer la noche era perfecta. Tumbada boca arriba, con los pies descalzos rozados por el agua, solo faltaba que una última cosa se confabulase en mi contra. Al mirar al cielo, vi una luna grande y redonda. Era muy fuerte. La luna tiene cuatro fases y justo me toca a mi estar bajo su luz con el tío mas cachas, cachondo y que me había vuelto loca perdida a pocas horas de conocerlo????
No estábamos solos en la arena, había mas parejas con iguales intenciones, pero eso era lo que menos debía preocuparme. Tampoco eran épocas en las que se hablara de derechos de imagen en sitios públicos. Si sucediese hoy, alguno hubiera aprovechado nuestra excursión nocturna a la orilla del mar para hacer negocio, armado con el móvil grabaría un video, de baja calidad, pero de preámbulos sexuales reales como la vida misma.
Estaba húmeda, caliente, con la mente nublada por la excitación, solo quería sentir aquello duro que rozaba mi mano, libre de las ataduras de la ropa, de sus vaqueros, de mis bragas. Traté de incorporarme, cambiar de posición para bajar su cremallera y de pronto, no sé cómo, logré hacerme una composición de lugar y tomar consciencia de mi estado.
Había viajado sola a uno de los países latinoamericanos con mayor índice de violencia, incluido el secuestro de turistas. Me encontraba con un perfecto desconocido en una situación pero que muy comprometida, de la que tal vez no saliera indemne. Debí de perder la cabeza por completo.
Exactamente no recuerdo como pude detener su avance sin demasiada brusquedad. Él había introducido una mano bajo mi falda y se había hecho sitio en la ropa interior para tocar mi sexo y yo, no solo no lo había frenado, sino que lo estimulé con caricias sobre la ropa hasta logar que tuviera una erección tremenda.
Temerosa de su reacción, me puse de pie y comencé a sacudirme la arena. Inicié lentamente la caminata hacia el hotel y él caminó a mi lado. Al llegar a la explanada se detuvo con las manos en los bolsillos, no quiso entrar, me dejó en la puerta y se marchó sin decir palabra.
Me quedé allí, mirando cómo se alejaba, con una mezcla de alivio y frustración. Hacía mucho tiempo que ningún hombre me ponía tan caliente, que un tío hacía que se me mojaran las bragas con sólo mirarme. No tenía forma de localizarlo. Me apetecía terminar lo que habíamos empezado, aunque reconocía que me había arriesgado de mala manera, el calentón bloqueó mi instinto de supervivencia.
A pesar de lo erótica que resultara la idea de tener sexo en la playa, debía reconocer que un desconocido extranjero, estando él en su propio terreno, no era el compañero ideal para hacer la fantasía realidad.

domingo, 18 de julio de 2010

Chat erótico


Hace unos días me di de alta en un foro porque me gusta intercambiar opiniones y hasta ahora, nadie se ha atrevido a comentar mis publicaciones.
Supongo que todo llegará, tal vez sea mejor conservar el misterio, coger confianza, la ropa se quita poco a poco, da mas morbillo, como si leerme ocultos en el anonimato fuera un jueguecillo para entrar en clima, conocernos, descubrirnos... aunque hay veces que el calentón es tal, que no lo podemos evitar y nos arrancamos las prendas enardecidos, porque no podemos esperar mas, necesitamos sexo pero ya...

Perdón... me puse como una moto al recordar un par de escenas de mi vida y se me nubló la mente, subió mi temperatura corporal y las neuronas quedaron bloqueadas.

Como os decía, me di alta en un foro para compartir y opinar sobre sexo y a los pocos minutos, sin terminar de completar mi perfil, empezaron a llegarme mensajes privados, breves, muy breves, solo decían “¿¿hablamos??” y las fotos de sus penes en sus avatares.
Sin ánimo de herir susceptibilidades, espero que los hombres algún día comprendáis que el cerebro de las mujeres no funciona como el de los hombres.
La simple contemplación de un pene erecto no nos hará decidir a contactar con alguien, más aún si nos dice “hablamos” y no parece tener mucho para decir.
Si estoy equivocada por favor que alguna chica ME LO DIGA o que algún chico me lo niegue contando su experiencia utilizando esa táctica.
Como se dice siempre, no hay segunda oportunidad para causar una primera buena impresión.
Según tratas a la gente, así te tratarán. Si queréis hablar, comienza invitando a hablar y demostrando tus dotes conversacionales, no tus dotes fisiológicos.
Si lo que queréis es que nos encontremos en un chat erótico, decirlo así, no perdáis tiempo y energías ni se lo hagáis perder a nadie.


viernes, 16 de julio de 2010

“Dogging” o “cancaneo”: practiquemos sexo al aire libre

Si tu pareja se empeña en sacar a pasear al perro a altas horas de la noche, y si vosotros no tenéis perro, ¡cuidado! Está usando el pretexto mas común para salir de ‘dogging’ o cancaneo.
El Dogging es una mezcla de voyeurismo, exhibicionismo y “swinging”. Creada por los británicos, o al menos catalogada y bautizada por ellos, surgió esta forma de practicar sexo. Se le dio este nombre porque los que recorrían parques en busca de experiencias calientes parecían pasear perros invisibles.
El “dogging” o “cancaneo” consiste en practicar sexo al aire libre de forma anónima y sin ataduras. Tiene como escenario los parques públicos, playas, bosques, merenderos o áreas de descanso de las autopistas, pero siempre en lugares apartados, donde los asistentes pueden mirar o participar según sus gustos. Generalmente se practica sexo dentro de los coches, o sobre las mesas de las áreas de descanso o sobre tu manta de picnic!!
El término “dogging” se originó en los años 70 en el Reino Unido para describir a los hombres que espiaban a las parejas que tenían sexo al aire libre. Desde hace un tiempo ha adquirido connotaciones de tipo organizativo, con la utilización de foros de Internet, mensajes a móviles o e-mails. Durante muchos años, fue una parafilia de culto, practicada por un puñado de excéntricos cuyos encuentros eran fortuitos o se organizaban mediante el intercambio de tarjetas.
La policía de Gran Bretaña señala el incremento de asaltos, violaciones, robos y chantajes como consecuencia de esta práctica sexual. Por ello, los “doggers” ofrecen una serie de consejos para mantener la integridad física y el anonimato después de estas reuniones:
1. Antes de llegar a una reunión se deben guardar todos los objetos de valor en un lugar seguro, o mejor aún, no acudir con nada de valor a las sesiones.
2. Se debe evitar tener al alcance de desconocidos agendas o teléfonos donde se les pueda localizar.
3. De regreso a casa, es mejor no tomar una ruta directa, por si acaso algún oportunista decide seguirnos. Lo mejor es dar un rodeo.
¿El perfil del “dogger”? Suelen ser parejas heterosexuales en busca de aventuras, exhibicionistas que practican sexo consentido, swinger” (parejas que hacen intercambio) y las edades promedio, las comprendidas entre los 30 y los 50; en el caso de los voyeur, suelen ser hombres maduros, incluso de mas de 50 años, de clase media y muchos de ellos casados.
Existen datos que demuestran que su práctica se ha extendido por Alemania, Francia, Bélgica, Italia, Irlanda, EEUU, Canadá y también a España, aunque apenas acuden chicas solas, la gran mayoría son parejas con la intención de ser “miradas” y si surge, aceptan “colaboraciones” de terceras, cuartas o quintas personas...
Como todo en la vida, es cuestión de organizarse, y para evitar malentendidos se han establecido una serie de códigos o señales cuando el sexo es practicado dentro de los coches, que determinan la forma de participación del resto de asistentes:
Juegos de luces: Encender las luces, interiores y/o exteriores de forma intermitente: significa, básicamente, que son “doggers”. Dejar la luz interna encendida: desean ser observados.
Ventanas y puertas: Dejar entreabierta la ventana del coche: está permitido mirar e incluso tocar.
Abrir la puerta del coche: se permite participar. También pueden ser invitados de forma verbal.
Si no conoces a nadie del ambiente, el primer contacto lo puedes realizar a través de foros donde se acuerdan lugar y fecha para el encuentro. Por e-mail o SMS se comunican cambios de última hora y hasta se intercambian fotos de personas y lugares donde se va a producir el encuentro.
Una vez localizado un encuentro de doggers y si tienes pensado asistir, debes tener en cuenta el tipo de reunión, ya que muchas se han suspendido por exceso de público masculino y escasas parejas o porque no han coincidido con los gustos sexuales de los participantes (“hetero”, “homo” o “bi”), es importante informarse del tipo de sesión para evitar sorpresas desagradables.
El éxito de ésta práctica, radica en que los asistentes no se conocen, sino que han quedado por Internet en un lugar concreto de su ciudad o pueblo, para llevarla a cabo.
Los doggers españoles se dan cita en una serie de foros de acceso restringido, exclusivamente dedicados al efecto y con total seriedad.
Uno de los más importante está en la página web Dogging Spain, que cuenta con más de 55.000 miembros repartidos por todo el territorio.
Es necesario afiliarse y especificar si asistirá solo o acompañado, para mirar, ser visto, tocar o ser tocado. Desde esta forma no hay lugar para equívocos.
Pero hay muchos páginas mas, si os interesa las encontrareis.
Por último decirles que el dogging se utiliza para referirse a esta actividad cuando los practicantes son heterosexuales, mientras que cruising es el término inglés usado en el ambiente gay.

10 Reglas de oro para un buen ‘dogger’ (Normas básicas de comportamiento)
1. Ir preparado para el sexo seguro. A esta práctica se le ha atribuido el aumento de enfermedades de transmisión sexual. Hay que acudir siempre con condón. También son aconsejables el uso de toallitas húmedas o todo aquello que permita mantener la higiene.
2. Mantenerse fuera de la vista de niños y transeúntes ajenos.
3. No bloquear la vista del vecino. Siempre tendrá prioridad el primero en llegar.
4. Limitarse a mirar hasta ser invitado. Para ello se necesita el permiso explícito verbal (o a través de las señales) de los implicados. Nunca hay que insistir en participar en algo a lo que no ha sido invitado: un NO es un NO.
5. La presencia cuenta. La buena presencia es muy importante para tener éxito en este tipo de reuniones.
6. Honrar el anonimato. Un “dogger” nunca chantajea ni compromete la intimidad de sus colegas.
7. Respetar la propiedad pública y privada. Un “dogger” no es un vándalo, debe cuidar los parques naturales y los parkings donde se produzcan los encuentros. Hay que limpiar todo lo que se ensucie y recoger condones usados, restos de ropa o cualquier material utilizado.
8. Un buen “dogger” respeta las leyes de tráfico tanto en carretera como en el aparcamiento. No se permiten comportamientos imprudentes con los vehículos y el aparcamiento se realizará siempre con el freno de mano puesto.
9. Todos los participantes acudirán de forma voluntaria. Es importante denunciar en los “foros dogger” casos en los que haya coacción para practicar el “dogging”. 10. Hay que tener cuidado con las leyes de cada país en lo que se refiere a practicar el sexo al aire libre, tenerlas en cuenta si no se quiere acabar en una comisaría acusado de escándalo público.

jueves, 15 de julio de 2010

Que te folle un pez


Soy una apasionada de los relatos eróticos, y el otro día encontré uno que me llamó la atención, me dejó pensando. Cada cual tiene diferentes mecanismos para aumentar la libido o buscarse placer, todos respetables si no utilizamos la fuerza o la violencia para que otro nos lo proporcione.
Este cuento no supe como catalogarlo, aunque sé que las etiquetas no siempre son buenas. Sin ánimo de ser irrespetuosa y buscando un punto de humor, se me ocurrió que tal vez este relato fuera el propulsor del conocido taco: “que te folle un pez” y para otros será un relato erótico muy especial. Os dejo aquí y espero que me comentéis vuestras impresiones.
EL PEZ FRÍO, un cuento erótico del Japón (siglo XI)
Hanako, una joven bella, aunque atolondrada, tenía un amante escrupuloso y pulcro que gustaba de hacer el amor con guantes. Antes de tocarla, el hombre vigilaba personalmente su baño y exigía que ella se fregara con piedra pómez de pies a cabeza, se depilara hasta el último vello y enjabonara cuanto pliegue y orificio había en su esbelto cuerpo, todo esto sin una palabra de afecto o de aprecio por sus encantos. Ahora bien, en el jardín de Hanako había un estanque donde todavía nadaba una carpa enorme y venerable. A pesar de sus cuarenta años de existencia, el viejo pez no tenia ninguna de las mañas del meticuloso enamorado de Hanako, por el contrario, era fuerte como un atleta y lleno de consideración, como deben ser los buenos amantes. No es raro, por lo mismo, que ella lo prefiriera como compañero.

La joven solía sentarse a la orilla del agua y al llamarlo por su nombre él subía a la superficie a jugar con ella. Una noche, después de recibir las higiénicas caricias del hombre con guantes, salió al jardín y se echó a la orilla del estanque a llorar. Atraído por los sollozos, el gigante subió del fondo y acercándose a la mano lánguida que tocaba apenas el agua, le chupó uno a uno los dedos con sus fuertes labios. Hanako sintió que su piel se erizaba y una sensualidad desconocida la recorría entera, sacudiéndola hasta la esencia misma de su ser. Dejó caer un pie al agua y el pez besó también cada dedo con la misma dedicación, y luego la otra mano y el otro pie, y enseguida ella puso las piernas en el estanque y la carpa frotó las escamas de plata de su vientre contra la piel de la muchacha. Hanako comprendió la invitación y se dejó caer en el barro del estanque, abierta y blanca como una flor de loto, mientras el atrevido pez rondaba en torno a ella acariciándola y besándola y obligándola a abrir las piernas y entregarse a sus caricias. El pez le soplaba chorros de agua por las partes más sensibles y así, poco a poco, fue ganando terreno y conduciéndola por las rutas del placer más sublime, un placer que Hanako no había tenido jamás en brazos de hombre alguno y menos, por supuesto, del amante enguantado.
Más tarde ambos reposaron flotando contentos en el barro del estanque bajo el escrutinio de las estrellas.

martes, 13 de julio de 2010

Las Geisha ¿prostitutas de lujo?


La Geisha suele representarse dentro de la cultura occidental popular como prostituta de lujo. Sin embargo su propósito es el de entretener, ya sea recitando versos, tocando instrumentos musicales, o mediante la conversación. Dentro del cometido de la Geisha puede producirse el flirteo o el coqueteo con los hombres, así como juegos de insinuaciones, aunque los clientes saben que no pueden esperar nada más allá.
Este tipo de relación social es característicamente japonesa, donde la mentalidad del hombre encuentra cierta diversión en la fantasía de lo que puede ser pero nunca será.
Las Geisha siempre se han confundido con una tradicional clase alta de cortesanas llamadas Oiran.

Su mejor época fue durante el período Edo (1600-1868), cuando eran legales los distritos de burdeles, ubicados a las afueras de la ciudad, ofreciendo una amplia gama de entretenimientos. Exactamente en 1589, el shogun Hideyoshi autorizó la construcción de un barrio de placer en Kyoto, cerca del palacio imperial. Se crearon duras reglas a cumplir por los ciudadanos comunes, el amor pertenecía a los burdeles. Las cortesanas, consideradas unas prostitutas de lujo, atrajeron la clientela adinerada.
Las Oiran pasaron a tener un estilo de vida aislado de la realidad y su cultura fue evolucionando hacia un alto nivel de etiqueta. Su lenguaje siguió siendo muy formal, utilizando el vocabulario de la nobleza. Eran Cortesanas orientadas a “servir a la Nobleza”.
Esta situación, en lugar de atraer más clientes, poco a poco fue alejándolos. Un cliente corriente no podría pagar para obtener este tipo de servicios y para disfrutar de ellos, debía tener además un alto nivel cultural.
Había grandes diferencias culturales entre la élite y el pueblo. En 1629, les fue prohibido a las mujeres interpretar papeles en el teatro, que comenzaron a ser interpretados por hombres. Los hombres eran vendidos al igual que las mujeres, y no había tabú alguno frente a la homosexualidad. Los comerciantes comenzaron a enriquecerse y pudieron acceder a los barrios del placer.
Paralelamente, surgieron prostitutas ilegales que trabajaban en los baños públicos y jóvenes bailarinas, vendidas como concubinas por sus padres, que se vieron forzadas ante la crisis económica a vender sus cuerpos. A principios de 1700, las odoriko fueron vendidas a los burdeles, aunque ellas seguían actuando como bailarinas. Decidieron unirse y denominarse a ellas mismas con el nombre de gei-ko. Esto dio lugar al nacimiento de las Geisha como profesión formal.
La vestimenta de las Oiran y de las Geisha son bastante similares, el peculiar Kimono y el Obi, banda de tela que se ciñe a la cintura.
Una forma sencilla de distinguir entre las dos es que, la Geisha tradicional anuda su Obi en la parte de atrás y las Oiran atan su Obi en la parte delantera del Kimono, para facilitar su rápida retirada y nueva colocación, al tener que quitárselo varias veces al día.
Las Oiran hacían un servicio de entretenimiento que incluía las artes del baile, la música, la caligrafía, la poesía, y la conversación. Eran mujeres muy sofisticadas y cultas que además, ofrecían servicios sexuales.
Aunque pueda sorprender, por norma general, los clientes deseaban pasar más tiempo con entretenimientos artísticos en lugar de sexuales.
Las Oiran, usaban un peinado similar y maquillaje blanco al igual que las conocidas Geisha. Usaban maquillaje en exceso, destacando aún más el contorno de los ojos con un lápiz rojo, solo pintaban el labio inferior y exageraban con la cantidad de adornos en el peinado y el tamaño de los geta que calzaban, de madera lacada negra, con cintas de color rojo, de unos 30cm de altura.
La llegada de las Geisha opacó a las Oiran, pues el entretenimiento que ofrecían las Geisha era mas accesible para los visitantes ocasionales.
Las Geisha quitaron el protagonismo a estas prostitutas y ganaron cada vez más importancia hasta lograr su desaparición. La última Oiran data de 1761. Sólo quedan unas pocas mujeres que se forman en el arte de las Oiran, pero no ofrecen servicios sexuales, lo hacen para preservar parte de su cultura, evitando que se extinga una forma de vida que llevaba vigente por cientos de años.